En una reserva natural a orillas del arcilloso río Katsaoka, un sifaca coronado de ocho semanas se aferra a la espalda de su madre
Jason Horowitz
En una reserva natural a orillas del arcilloso río Katsaoka, un sifaca coronado de ocho semanas se aferra a la espalda de su madre mientras esta brinca entre las ramas de los árboles. Cerca de allí, otras especies de lémures le peinan las espaldas a sus crías, mordisquean hojas o descansan bajo el sol.
Algunos tienen piel blanca, manchas marrones o colas con 28 anillos en blanco y negro. Todos tienen algo en común: están en peligro por el cambio climático y la deforestación rampante que amenaza el futuro de la nación insular.
El papa Francisco aprovechó su primer día completo en Madagascar para afincarse en este punto.
“Su encantadora isla de Madagascar es rica en biodiversidad animal y vegetal, pero este tesoro está particularmente amenazado por la deforestación excesiva generada por quienes lucran de ello”, afirmó Francisco el sábado en Antananarivo, la capital de Madagascar, a una hora de la reserva de lémures. “Los últimos bosques están amenazados por incendios forestales, la caza furtiva y la tala sin restricciones de valiosas zonas boscosas”.
Francisco ha sostenido este discurso desde su elección en 2013, cuando decidió poner la protección del medioambiente y el calentamiento global como prioridades en su agenda. Defendió el Acuerdo de París y en 2015 se convirtió en el primer papa en dedicarle una encíclica a la preservación del planeta.
Sin embargo, la programación de sus visitas a Mozambique, que culminaron el viernes, y a las islas de Madagascar y Mauricio pareció preocupantemente oportuna.
En las últimas semanas la Amazonía ha ardido, diversos incendios han azotado Angola y Congo y un glaciar se derritió en Islandia. Los reclamos de la activista adolescente sueca Greta Thunberg se han propagado por toda Europa. Además, una nueva tormenta letal ha estado acechando a Estados Unidos, donde el llamado para aprobar el Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde) ha ganado un impulso liberal.
“La visita es una oportunidad para que este tema salga a relucir”, afirmó el reverendo Antonio Spadaro, hombre de confianza del papa.
