Cuando tiene lugar una conversación sobre el vasto universo de los derechos humanos, no me causaría sorpresa que tuvieran en mente a la persona física; hasta cierto punto sería entendible por la naturaleza del término. Visualizamos a aquel individuo que saludamos, que experimenta sentimientos, que observamos y percibimos. Sin embargo, ¿por ser persona moral, están exentos de la usanza de los mismos? Definitivamente, no.
Cualquiera pensaría que el sector privado tiene sus bases en la norma mercantil o fiscal, pero tengo que comentarles a los empresarios que no es así. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha establecido algunos parámetros sobre la responsabilidad integral de las empresas en materia de derechos humanos, los cuales han sido interpretados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para un detalle más preciso acorde a nuestro sistema jurídico.
En un caso práctico, las compañías están obligadas a preservar las medidas de igualdad en razón de discapacidad, fortaleciendo la paridad de género dentro del ambiente laboral, así como el lenguaje incluyente, sensibilidad en el tacto con el personal para propagar óptimas condiciones de trabajo, erradicar brechas y fomentar la contratación de miembros de comunidades indígenas, migrantes o cualquier grupo en situación de vulnerabilidad, entre otras acciones.
Es un tema relevante para las corporaciones debido a las repercusiones legales que pueden suscitarse e incluso prevenirse; sin mencionar las bondades que representa este cambio de actitud en la manera de operar internamente, entre ellas aumento de la productividad, sana convivencia, trato digno y mejores oportunidades para todos.
Como una medida paralela a las políticas públicas e iniciativas de ley, gobiernos extranjeros han propuesto la firma de acuerdos transnacionales con un contenido general y aplicable, independientemente de la territorialidad de los negocios.
Esto abonaría a que, sin excepción, se siguieran una serie de medidas comunes con el objetivo de reconocer el valor de los que diariamente se ven involucrados en el ejercicio del comercio; en adhesión al esfuerzo de los tres poderes de la unión, podemos tener la seguridad de que contamos con las herramientas necesarias para una defensa apropiada.