El terrible desastre de la semana pasada que involucra la visita abortiva a Israel de dos congresistas demócratas fue útil tan solo por una razón: expuso a qué grado el proceso de paz palestino-israelí se ha vuelto un festival patético de pensamiento mágico, arte escénico, negación de la realidad, recaudación de fondos políticos y un absoluto fraude político. Se ha enfocado en todo menos en lo que necesita para tener éxito: diplomacia y liderazgo valientes, creativos e imparciales.
A nivel oficial de los Estados Unidos, Jared Kushner ha pasado tres años diseñando un plan de paz que todavía no le muestra a nadie. Hasta ahora, su único logro es una conferencia económica israelí-palestina en Baréin a la que no asistieron ni los oficiales palestinos ni los israelíes.
En realidad, Kushner parece creer que el problema se puede resolver si los israelíes y los árabes del golfo Pérsico financian la compra apalancada de las aspiraciones palestinas de soberanía e independencia.
Kushner merece algo de crédito por pensar de manera innovadora sobre cómo atraer inversión a Cisjordania, pero cayó en el pensamiento mágico cuando permitió que todas las características diplomáticas de su plan quedaran determinadas por las necesidades y deseos políticos del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
La razón por la cual este plan no se ha dado a conocer todavía es porque no satisface las necesidades electorales de Netanyahu. Aunque supuestamente ofrece a los palestinos solo alguna forma diluida de autonomía en Cisjordania y los distritos árabes de Jerusalén, cualesquiera nuevos poderes para ellos son un derecho imposible ahora para Netanyahu, quien necesita todos y cada uno de los votos de los pobladores de derecha que pueda reunir para ganar la reelección el 17 de septiembre.
El presidente Donald Trump dice que presentará el plan de Kushner después de las elecciones en Israel, pero yo no me fiaría de eso ni por un segundo. La única participación de Trump en este proceso ha sido para sacarle partido apoyando servilmente a Netanyahu para que obtenga donativos políticos de Sheldon Adelson y los votos de los judíos de Florida. Si Netanyahu no quiere que el plan de Kushner se revele, así será.