Las masacres de Estados Unidos, de la última semana, tiene autores materiales e intelectuales, estos últimos los más peligrosos, porque nunca serán juzgados y condenados y pueden seguir generando riegos de sangre sin que nadie los señale, por miedo o porque comparten esas ideas.
Los hechos ocurridos en El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, que dejaron más de 30 muertos es el reflejo de la violencia sembrada por el presidente Donald Trump y políticos seguidores de sus ideas, que se dieron cuenta que apoyando sus ideas salen triunfadores.
Agreguemos a esto la apología de esas masacres que han hecho en medios impresos, radiales y digitales como 8chan, una red social que nació como una “paraíso de la libertad de expresión”.
En esta página, creada en 2013, por el discapacitado Fredrick Brennan, se difundieron las ideas desquiciadas del autor de la masacre de marzo en Christchurch (Nueva Zelanda) donde perdieron la vida 50 personas y el de abril en Poway, California (Estados Unidos).
En Estados Unidos van este año cifras más o menos 250 atentados, que no puede ser ignorada y que refleja la descomposición social y moral que vive el país y que se considera normal en otras latitudes.
El ataque de El Paso, es considerado como un posible crimen de odio, por su autor, por la ‘invasión hispana de Texas’, según reportó su autor a través de un escrito.
Colombia no escapa a esa ‘moda’ de sembrar odios y violencia para conseguir votos y para ello se acude a ‘polarizar’ los conceptos, como ocurrió con el Proceso de Paz del Gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla de las FARC, que sirvió de germen para incitar a la violencia y dividir al país porque no se quiso entender que no hay acuerdos de paz, perfectos.
Otro ejemplo de odios, se dio por la llegada masiva de venezolanos, porque algunos de ellos se han involucrado con organizaciones delictivas o porque quieren vivir sin hacer nada y vivir pidiendo limosna lo que ha generado una ola de rechazo al punto se les ha dicho que deben marcharse del territorio o serán asesinados.