De acuerdo a Hootsuite ® una importante herramienta para el manejo de diversas redes sociales, en México hay aproximadamente 7 millones 215 mil usuarios de Twitter. Considerando una población actual de nuestro país de 129.2 millones de habitantes, podemos deducir que el 5.6% de la población mexicana tiene una cuenta de Twitter.
De hecho, primero iba a poner, “es tuitera”, pero ese es precisamente el problema sobre el cuál quiero platicarles el día de hoy, y el análisis que está teniendo en las diversas tendencias que se generan en medios distintos: Desde encuestas en la calle, telefónicas, Facebook, y en Twitter.
Es un hecho de que hay muchos partidarios, followers del Gobierno de México, en específico de @lopezobrador_ , y esto se evidencia cuando surge un asunto polémico, cuando el presidente tiene alguna equivocación o evoca alguna de sus ya medio trilladas frases, cómo la de “tengo otros datos”; por otro lado, también hay muchos ciudadanos que les gusta de analizar, criticar y externar su opinión en contra de muchas de las acciones emprendidas por el actual gobierno.
A mí, desde que establecí que iba a hacer el diario #Monitoreo de las actividades de #AMLO, basado en sus “100 Promesas” y compromisos que anunció en los distintos actos el día de su toma de posesión, me puse cómo línea clara la objetividad, el tener elementos de soporte para el análisis diario, y por eso muchas veces es difícil tomar opiniones generalizadas, sustentadas en noticias que parecen tener la veracidad y soporte suficientes, pero que, con la parcialidad, se van haciendo tendenciosas y poco claras.
Por eso el dato que ponía al inicio de este texto: menos del 6% de la población somos usuarios de Twitter en México, lo que hace que las tendencias que se generen, de asuntos internos y políticos del país, sean confrontaciones muy secularizadas, con tendencias claramente definidas y repetición de argumentos que no van sumando al debate, si no van haciéndolo cansado y tedioso.
Por lo mismo, hay que tener mucho cuidado de no caer en círculos viciosos y propagación de opiniones y análisis intrascendentes en las “benditas redes sociales”, ya que el tedio y el cansancio pueden llegar a tener más influencia que la misma noticia en sí.