Sergio Arellano
“Solo porque un hombre carezca del uso de sus ojos, no significa que carezca de visión”. Stevie Wonder
Cuando hablamos de las personas con discapacidad, difiero con los que afirman que es un tema anexo o complementario en la agenda gubernamental. Lo sostengo de la siguiente manera: la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial emitieron un informe en el que se muestra que representan el 15 por ciento de la densidad poblacional. Para entenderlo mejor, hablamos de una misma sociedad. Es claro que, para atender las necesidades particulares, hay que agrupar.
Las subdivisiones dentro del tejido social nos ayudan a construir una métrica y de esta manera evaluar la progresión, deterioro o abandono de un sector; entre las más comunes: niños o adultos mayores, madres solteras, pobreza extrema, incidencia delictiva, acceso a la educación, preferencia sexual, discriminación, igualdad laboral y, en este caso, discapacidad. La medición antes mencionada procura la vigilancia y protección a los derechos fundamentales de tal forma que se puedan implementar políticas públicas y acciones legislativas para evitar cualquier tipo de ‘bullying’, abuso de autoridad, omisión o la ausencia de reconocimiento a la vista del aparato administrativo.
Me aterra la época en la que vivimos; siendo objetivos, diariamente somos testigos del fallo cultural que se apropia del pensamiento de la comunidad, de la exclusión y el rechazo sin fundamento. No basta con una legislación y por ello la relevancia de este artículo. El respeto debe ser común y sin condiciones, no por el hecho de que una norma lo mandate. Quiere decir que debamos cumplirlo con un sentido de obligatoriedad; en su lugar, sustituiría la lógica por el término ‘humanidad’, con todo lo que conlleva.
Desde la reforma constitucional en materia de derechos humanos en el año 2011 y por los compromisos adquiridos por México en la firma de acuerdos internacionales, se gestó una responsabilidad enorme que, sin mayor tecnicismo, resumo en lo siguiente: todos somos iguales ante la ley y ante la comunidad, sin importar características.