Laura Casados
Como bien sabemos cada persona es única e inigualable. Por lo tanto, su manera de reaccionar ante las situaciones es completamente diferente. Lo mismo pasa con las personas con discapacidad en cuanto a su proceso de aceptación a su realidad. Para cada uno es completamente diferente sin importar que tengan la misma condición médica.
En mi caso, he descubierto que mi forma de hacer mucho más llevadera mi condición tanto en lo físico como en lo emocional es pudiendo estar y apoyar a personas en mi misma situación. Una muy buena herramienta para ello son las convenciones anuales de Little People of America.
Muchos podrán pensar que este tipo de viajes son simplemente de vacaciones, por placer o por lujo, pero desafortunadamente pocos en México saben lo que realmente significa ir a este tipo de convivencias en el mundo.
Para mí, el tener esta oportunidad es primeramente por salud, ya que asisten los mejores especialistas en nuestra condición y debido a que en poco tiempo necesitaré remplazo de ambas caderas y pronto comenzaré a tener problemas tanto en rodillas como en tobillos.
En segundo lugar, porque es mi forma de regresar un poco de todo lo que la vida me ha dado. Es la oportunidad perfecta de poder apoyar y orientar a otros en este maravilloso camino llamado vida.
En tercer lugar, porque, en lo personal, es mí forma de poder cargar mis pilas y seguir adelante durante todo el año y de esta manera poder afrontar cualquier obstáculo que se interponga en el camino, además de convivir con gente que amas y que te entiende al estar en tu misma situación, ya que al menos por unos días vives en “tu mundo”.
Así que no es un viaje por lujo, sino por necesidad de estar lo mejor posible al igual que contribuir con otros a mejorar su calidad de vida. Al menos para mí, desde hace 13 años, este tipo de reuniones han cambiado mi vida por completo y me han hecho saber que vale la pena enfrentarse a cualquier adversidad que la vida pueda presentar, porque ¿si ellos han podido salir adelante, por qué yo no podré?
Como dice Eduardo Galeano, “mucha gente pequeña, en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”; solo es cuestión de que nos lo propongamos.