Se cumplieron los pronósticos para la diferentes finales que se jugaron en el balompié mundial. Estados Unidos ganó el femenil con categoría en medio del polémico intercambio de comentarios entre Donald Trump y la jugadora Megan Rapinoe; en mi opinión, es una estrategia más, burda o no, del Presidente para seguir posicionando su nombre e imagen en diferentes segmentos de la población estadounidense, parece que a nivel mundial algunos mandatarios quieren ser “ajonjolí de todos los moles” y algo que se diga de ellos casi diario, los catapulta a una reelección (no estoy hablando de nuestro país, queda exento del término “nivel mundial” para este caso. Ironía).
Brasil se llevó la Copa América, terminó también entre las polémicas declaraciones de Lionel Messi al acusar de corrupción a la CONMEBOL; sinceramente, no se le vio nada a Argentina para manifestar categoría futbolística y sí se trata de desviar su incapacidad con las palabras de su “líder”, una auténtica cortina de humo. Por cierto, hay que hacer una mención honorífica a lo realizado por Perú, además de recuperar prestigio, muestra que hay una generación nueva de jugadores que seguirá posicionando a los peruanos de manera importante en el futbol de su región y en el mundo.
México, cumplió con la obligación de ganar la Copa de Oro. Lo más re confortable es la manera en que se ganó, con actitud, espíritu, lucha, entrega, dominio, versatilidad, inteligencia y dirigencia. El técnico Gerardo Martino hizo los cambios a tiempo, manejó bien el partido de la final ante Estados Unidos, tuvo una alienación lógica, un esquema ideal para vencer al rival, estudió muy bien el plan de juego, superó y suplió las bajas que tuvo al principio de la convocatoria, en fin, cumplió y eso lo pone en una posición mediática a favor. No hay quejas, no hay nota para los medios, todo va viento en popa.
Ahora a pensar en el futbol de la liga de nuestro país. La verdad es que nada es tan importante como el interés de los dueños por generar un mejor espectáculo y esto implica invertir a favor del público que los ve, en vivo y en televisión. Como aficionados al deporte, reclamamos que el próximo torneo tenga un espectáculo digno de lo que se paga.