Colombia, que en el 2016 fue noticia en el mundo por alcanzar la paz con la guerrilla de las Farc, la más antigua del mundo, con más de 50 años de existencia, lo vuelve hacer por la polarización política y la galopante corrupción que se vive, lo que ha provocado cualquier cantidad de muertos, incluyendo la reaparición de los ‘falsos positivos’.
Los ‘falsos positivos’, son civiles muertos en combate, que no han sucedido,
Según la Defensoría del Pueblo, por lo menos 462 líderes sociales fueron asesinados entre el 1 de enero de 2016 y el 28 de febrero del presente año, Los últimos 42, en el presente año. Pero eso no es todo, hay 982 líderes sociales amenazados entre abril de 2018 a abril de 2019, cifra que seguramente subió en los últimos meses.
Eso no nada grave si lo comparemos con lo que dice un informe de la Organización No Gubernamental (oenegé), Instituto de Estudios sobre Paz y Desarrollo (Indepaz) y el movimiento político Marcha Patriótica, donde se dice que son más de 700 líderes sociales y 135 excombatientes de las Farc asesinados desde 2016, año en que se firmó el acuerdo de paz.
Pero falta lo peor, los asesinatos de defensores de derechos humanos y líderes sociales en el país aumentaron casi un 50 por ciento en 2018 en medio de la impunidad, porque en tres de cada cuatro casos no se ha establecido quienes son los autores del crimen, según el último informe de la oenegé Somos Defensores.
En ese reporte se aclaró que el 2018 fue uno de los años más sangrientos para los defensores de derechos humanos porque fueron asesinados 155, lo que supone un 46,2 por ciento más que los 106 referenciados en 2017.
Lo anterior tiene su origen en la corrupción en el sector público y privado, que ha originado una polarización política. Mientras más se desfalque, más beneficios se tendrán o en el caso político ‘robó, pero hizo’.
Los grandes ladrones son los de ‘cuello blanco’, que en algunos casos son detenidos, pero les dan ‘casa por cárcel’, que son en mejores que hoteles de lujo, pero no devuelven lo robado.