El 20 de junio Irán derribó un dron espía estadounidense y el presidente Donald Trump calificó el hecho de un “gran error”, pero si se mira sin apasionamientos, lo que hay en el fondo es una abierta advertencia del presidente del país asiático Hassan Rouhani.
El ‘vaquero’ estadounidense, acostumbrado a gritar, golpear y ver que todos tiemblan y se arrodillan con sus palabras parece no percatarse que el pueblo iraní es otra cultura y no puede seguir con esa postura porque arrastra a su país a un apocalipsis, que no se puede imaginar.
Trump, quien en su torpeza amenazó con aniquilar a Irán, dejó muy claro que el ataque a una propiedad de Estados Unidos traerá como consecuencia una réplica y como esta en campaña electoral para buscar la reelección atacó al expresidente Barack Obama y a quién fuera su exministro de relaciones exteriores, John Kerry, quienes se distinguieron por evitar conflictos.
Irán a través de sus autoridades dijo que no esta amedrantado por la retórica de Trump y a través de su ministro de relaciones exteriores, Javad Zarif, manifestó que no quiere pelear, pero que si no hay otra opción se defenderá con todo y eso incluye acciones pocos comunes.
No nos llamemos a engaños, el gobierno de Rohani muy seguramente debe tener infiltrados en el vasto país estadounidense cualquier cantidad de milicianos, dispuestos a todo, incluso a morir, por no dejarse pisotear por el gigante americano.
Para rematar Estados Unidos, o mejor dicho Trump, no las tiene todas consigo porque Iraq, a través de su presidente, Barham Salih, manifestó que no prestará su territorio para que sirva de base para atacar a su vecino Iraq, con quien ha tenido más de un enfrentamiento bélico. Todo lo anterior sin olvidar que Rusia, China y Corea del Norte también jugarán a favor de Irán, más oscuro no puede ser el panorama del ‘vaquero’, Donald Trump, qué si bien ha logrado que su país tenga un repunte en su economía, no es aún consciente que el mundo no quiere más guerras y se preocupa más por el calentamiento climático.