Justo cuando pensábamos que lo habíamos visto y oído todo de Donald Trump, cae todavía más bajo y nos deja impávidos y preguntándonos: ¿está loco, es malo, está obsesivamente decidido a acabar con todas las cosas buenas que Barack Obama hizo o solo es estupidez?
Digo, ¿qué presidente trataría de debilitar las normas de emisiones de tal modo que los automóviles hechos en Estados Unidos puedan contaminar más, de tal modo que nuestros hijos puedan respirar un aire más sucio en la era del cambio climático y cuando los sistemas de energía limpia se están convirtiendo en la próxima industria mundial y China se ha propuesto dominarla?
En serio, ¿quién hace eso?
Pues esa es la iniciativa en la que Trump se ha embarcado en fechas recientes, una política industrial para revivir a todas las industrias sucias del pasado y debilitar a las industrias limpias del futuro.
Esta iniciativa de política no solo es perversa por sí sola, sino que además fracasa de manera contundente en conectar tantos puntos que ahora están dañando nuestra seguridad nacional, economía, clima y competencia con China.
Piensen en los puntos que Trump se niega a conectar:
Punto número uno: sáquense el término “calentamiento global” de la cabeza. Lo que está ocurriendo ahora se describe mejor como “enrarecimiento global”. El calentamiento de la atmósfera provoca que el aire se enrarezca. Primero, un lugar que ya es caliente se calienta más. Esto conduce a una mayor evaporación, lo cual significa que hay más vapor de agua en las nubes de lluvia. Así que llueve más y las inundaciones son más extensas, pero las sequías en las zonas secas son más extremas.
Algunas de las regiones frías se enfrían todavía más, como cuando un vórtice polar debilitado, que normalmente mantiene el aire frío atrapado en el Ártico, permite que más aire polar glacial vaya hacia el sur hasta Estados Unidos. Al mismo tiempo, los huracanes provocados por las temperaturas oceánicas más cálidas se vuelven más violentos.
Por eso estamos viendo extremos climáticos más enrarecidos en todas partes. Así es como The Washington Post informó que en Montana: “El 3 de marzo, las bajas temperaturas llegaron hasta los escalofriantes -32 grados Fahrenheit (-35 grados Celsius) en la ciudad de Great Falls, esto en combinación con una temperatura máxima de -8 grados Fahrenheit (-22 grados Celsius), hizo que el día terminara con una enorme diferencia de 50 grados por debajo de lo normal”.