Luis Ugalde, un sacerdote vasco nacido en Bergara (España), que lleva 62 años viviendo en Venezuela, sentenció que la solución de los problemas en la antigua Venecia Sudamericana pasa por la reconciliación, algo que es difícil de concretarse por los intereses económicos que hay de por medio y la polarización de conceptos que existen.
Ese mismo concepto se podría aplicar en Colombia entre el Centro Democrático (CD) y el grupo político de la FARC, o con Gustavo Petro; o Donald Trump con Nicolás Maduro.
“Es más fácil que mi esposa me acepté a la otra señora, con los dos hijos que tengo con ella, que ello ocurra”, “es soñar despierto”, conceptuó con sarcasmo Luis Torres, un habitante de la zona fronteriza, que pasó el puente Simón Bolívar, que une a San Antonio con Cúcuta tras la apertura peatonal que dio el ‘führer’ Maduro, a sus conciudadanos, como si fuera un favor para que pasaran a comprar mercado, recibir educación en todos los niveles y servicios de salud, estos dos últimos gratuitos, que en su país no tienen y que en el primero no consiguen a precios módicos.
Ugalde, en una radiografía de la situación, señaló que lo que pasa en Venezuela es una “enorme catástrofe”.
El actual director del Centro de Reflexión y Planificación Educativa de Caracas, piensa que para reconstruir Venezuela hace falta la suma de todos. “La solución pasa por la reconciliación, el perdón y la justicia”, lo que tiene mucho de demagogia.
Precisó que el Producto Interno Bruto (PIB) se redujo en 54 por ciento en los últimos cinco años y la inflación fue de un millón 700 mil por ciento en 2018.
“Cualquier salario ahora es pan y agua”. Muchos niños no van a las escuelas porque en sus casas no hay desayuno y sus madres prefieren que estén dormidos “para entretener el hambre”.
Según estadísticas, 4 millones de personas han emigrado, porque no hay vida en su país y están cansados de ver a sus ‘hermanos’ buscando comida en la basura, la corrupción o ver morir a sus familiares y amigos en hospitales, por falta de medicamentos.