La salida intempestiva de Colombia del periodista del diario estadounidense The New York Times, Nicholas Casey, tras denunciar, el posible regreso de los ‘falsos positivos’, algo que fue normal en la primera década del 2000, fue la cereza del postre de una serie de acontecimientos políticos sucedidos, en la última semana.
Tras la publicación del informe en el NYT, la senadora María Fernanda Cabal, trinó en su cuenta de Twitter, que fue replicada por varios políticos, cuestionó la veracidad de la información y lo acusó de ser un mentiroso. Recordó que el ‘periodista’ Nicholas Casey, en el 2016 estuvo de gira con las farc en la selva y se preguntó si a Casey le habían pagado por el informe publicado cómo también en la primera oportunidad,
Casey afirmó que tomó la decisión de huir ante las acusaciones de la senadora María Fernanda Cabal.
La Cabal al lado de la senadora Paloma Valencia, son las alumnas aventajadas del expresidente y director del grupo político Centro Democrático, Álvaro Uribe, que no miden en la mayoría de los casos el alcance de sus expresiones, pretendiendo ignorar que Colombia es un país polarizado y no se debe ser tan folclórico al momento de hablar.
El asesinato el 22 de abril, de Dimar Torres, un ex guerrillero de las Farc que abandonó las armas bajo el acuerdo de paz, a manos de un uniformado del Ejército fue la certificación de que las terribles noches del período comprendido entre el 2002 y el 2008, podían regresar.
El ministro de Defensa, Guillermo Botero, al principio dijo que Torres había muerto durante un forcejeo con un cabo del ejército, al que supuestamente intentaba desarmar.
Pero, días después, el general, Diego Luis Villegas, comandante de la Fuerza Vulcano del Ejército, ofreció una disculpa pública por este hecho y en una ‘metida de pata monumental’, el ministro de Defensa, señaló que el general Villegas no estaba autorizado para dar declaraciones.
No había nada que discutir, la ‘negra noche’ había regresado, con otros protagonistas.