En la infancia, siempre me fascinó el psíquico y mago Uri Geller, quien era famoso por doblar cucharas con sus supuestos poderes sobrenaturales. ¿Cómo hizo eso? Me preguntaba. He estado pensando en él últimamente mientras he visto desarrollarse un truco de magia más profundo en nuestra política. Tenemos un presidente que puede doblegar a la gente.
Hay tantos casos en los que Donald Trump ha podido tomar a la gente que llegó a su órbita y simplemente doblegarlos para que mientan como él cual Uri Geller doblando cucharas. El más reciente es el fiscal general William Barr, quien, en solo unas cuantas semanas, se doblegó para convertirse en el abogado personal de Trump. Sin embargo, Barr está en buena compañía. Trump tomó a los senadores Lindsey Graham y Ted Cruz, quienes de hecho habían sido doblegados en su contra, y los doblegó para que se convirtieran en aduladores serviles. ¡Es increíble!
¿Cómo hace ese truco? Seguramente la respuesta se debe en parte a la fuente de energía de Trump: ‘Fox News’, ‘Breitbart’ y el contenido del Twitter del mismo Trump mantienen a su base en un estado de constante agitación y partidismo elevado, y Trump, aparentemente sin manos, aprovecha esa energía para doblegar a muchos republicanos para que hagan su voluntad. Con muy pocas excepciones, como Jim Mattis, Trump también tiene el don para elegir a gente maleable.
Y la gente maleable –gente que, al igual que Trump, siempre fue ajena al equipo principal o nunca estuvo en él– se siente atraída a él para salir adelante.
“La gente realizada que carece de fortaleza interior no puede resistirse a las concesiones necesarias para sobrevivir a Trump y eso genera algo de lo que nunca se recuperarán” explicó el exdirector del FBI James Comey a The New York Times. “Se necesita un carácter como el de Mattis para evitar el daño, porque Trump se come tu alma a pequeños bocados”.
Lo que más me preocupa en este momento es que si Trump se queda en el cargo un segundo periodo, también doblegará a todas las instituciones clave que nos gobiernan. Ya está ablandando el acero en muchas de ellas, para que puedan doblegase más fácilmente.
Observen la deshonesta cruzada que comenzó contra el FBI por “espiar” su campaña y cómo necesitamos “investigar a los investigadores”. Trump y sus cucharas dobladas ya están listos para acabar con cualquier institución que se interponga en el camino de su reelección o ejercicio sin restricciones del poder.
Para que Estados Unidos siga siendo Estados Unidos hay que derrotar a Trump.