Según Migración Colombia, Norte de Santander, el departamento más cercano a la frontera con Venezuela tiene 176.695 venezolanos viviendo en su territorio, pero la verdad es que son casi tres veces más porque algunos, que son bastante no se registraron por temor a represalias.
Y si a ello se le suma una población que a diario entra y sale por los pasos fronterizos y por las trochas la cifra se puede triplicar la que a diario conviven con los locales.
De lo anterior se desprende que más de 500.000 personas salen a diario a buscar empleo, comida, medicinas y estudios lo que pone en aprietos a las autoridades, porque Cúcuta, la capital, no es una ciudad industrial sino comercial y frente a la cruda realidad, algunos de los visitantes apelan a todo para llevar algo para el sustento de los hijos.
La presencia masiva de venezolanos hizo colapsar hospitales, el sistema educativo y los niveles de seguridad porque la ligereza con la que el Gobierno Central y las entidades mundiales se olvidaron del ‘problema’ conllevo a que la zona fronteriza se convierta en un polvorín que en cualquier momento puede estallar.
El éxodo venezolano se acrecentó en la medida que la oposición no jugó bien sus cartas para sacar de la presidencia al ‘führer Nicolás Maduro y que este a su vez fue oprimiendo más a su pueblo a sabiendas que no habría una intervención militar cómo muchos la vaticinaban.
En este momento, Maduro se atornilló en el cargo y más cuando Rusia tomo partida a su favor para proteger las propiedades que tiene en el país sudamericano, especialmente el petróleo que le tiene hipotecado a Venezuela.
El gobierno venezolano esta tan seguro del apoyo de Rusia que el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, afirmó tras dialogar con su par ruso Serguéi Lavrov que su país esta preparado para cualquier escenario, luego que el gobierno estadounidense dijo que intervendría de ser necesario.
Lo cierto es que Venezuela esta en crisis y que Cúcuta, que se metió a buen samaritano, no la pasa muy bien.