El pasado 30 de abril se puso en marcha un movimiento que tenía el propósito de sacar del poder a Nicolás Maduro. Algo falló en el camino y esa misma tarde era evidente que aún no se podría lograr el objetivo. Sin embargo, la respuesta de las fuerzas leales al ex conductor de camiones mostraron al mundo la cara autoritaria y asesina del régimen que ha arruinado Venezuela.
Tres son los países que han asumido la defensa de Maduro: China, porque quiere que le paguen las inversiones y préstamos que ha efectuado; su interés es fundamentalmente económico. Rusia, porque al paracaídas de última hora que Putin le otorgó a Maduro fue a cambio de una serie de concesiones no muy claras en materia petrolera, que pueden ser de yacimientos, pozos o acciones de la empresa estatal venezolana; su interés es tanto económico, como estratégico para poder tener influencia en un área hegemónica norteamericana. Y, el que tiene todo que perder, Cuba.
Cuba estaba recibiendo 100 mil barriles de petróleo diarios a precios preferenciales y vendía los excedentes a precios de mercado. Así pudieron los Castro sobrevivir 20 años de la ruina que produjeron en su país, después que la ex URSS ya no los pudo subsidiar. Castro parasitó Venezuela con maestros, médicos, militares y agentes, cuyos sueldos le eran pagados al gobierno cubano por los venezolanos. Cuba no se desmoronó como hoy lo hace Venezuela por esta ayuda.
Pero la ayuda se acabó y en el momento que caiga Maduro se desmoronará el gobierno cubano de la misma inanición.
Al parecer, el plan de Guaidó era que el secretario de Defensa venezolano, junto con algunos generales y autoridades del Tribunal Supremo, le ofrecieran a Maduro un exilio dorado, razón que puede explicar el por qué éste ha sacado en lo que va del año 24 toneladas de oro del banco central. Alguien se echó para atrás en el momento, posponiendo la salida de Maduro. Alguno delos 2000 generales que no son de los que controlan el narcotráfico, o el saqueo ilegal de la minería, o sólo son generales de escritorio, se acobardaron de último momento.
La otrora rica Venezuela está casi en ruinas y a Cuba se le acabó la ubre que le dio vida artificial 2 décadas. Pero el tiempo se agotó y para ninguno de los dos hay salida.