Querida lectora, el sábado puntual acuden estas letras a la cita con tus ojos, para dibujar nuevamente mentales ensoñaciones provenientes de otras viajeras neuronas, cerrando círculos, abriendo posibilidades. Seguimos en la Sierra Gorda, esta joya que tenemos tan cerca, tan basta de emociones, de un amplio rango que va de la intensa adrenalina a la pacifica GABA en nuestros circuitos neuronales. Van tres historias más narradas en primera persona para mayor serotonina, atrévete a compartir tus historias y experimenta “viajes neuronales” que no conoces.
La Sierra Gorda es realmente diversa en todos los sentidos, 5 ecosistemas totalmente diferenciados, del semidesértico matorral a la semitropical selva caducifolia, pasando por tres tipos de bosque, el de niebla, el templado y el de galería. 150 especies de aves, 5 especies de felinos de mediano tamaño, venados, rana, tortugas, peces, en fin, variedad amplia de vida. Altitudes que rebasan los 3000 metros sobre el nivel del mar y hondonadas que apenas llegan a los 300. Gama más amplia difícil de encontrar, de ahí las emociones extremas que se generan.
- Límites y Cruces. Cuando me pidió mi prima directamente que por favor fuera con ella a tirar las cenizas de mi tío a “Las adjuntas” ya no pude “hacerme pato”, somos mejores amigas desde niñas, aunque a mi eso de las cenizas no me gusta para nada. Cuando fui entendí perfecto por que mi tío había escogido ese lugar y pedido que se leyera el poema “Límites” de Borges. Es impresionante ver dos modestos pero poderosos ríos juntarse sin mezclar sus aguas, en el mismo lecho, pero separados. Además, cerca está el punto donde tres estados convergen.
- Un cielo emplumado. Cinco de la mañana, dos horas de caminata muy pausada con una bien entrenada guía. No hay nada igual, cientos de Guacamayas dejan puntualmente a las 7 el “sótano del barro”. Quede borracha de colores.
- Monja por tres días. ¡Vaya experiencia el Hotel Misión Concá! Temático de monasterio, el personal te atiende vestido de moje, el temazcal, los ríos, los paseos, no bueno, lo más relajante que me ha pasado en la vida, jamás me imagine, ¡yo de monja! Pero si, ¡ahora quiero irme una semana!.