¿Será que actualmente todo estará adaptado para que todos puedan transitar libremente o serán las mismas barreras arquitectónicas que constantemente nos dificultan el día a día y nos recuerdan la discapacidad y los obstáculos que esta provoca?
Hace unos días, mientras navegaba en las redes sociales, me encontré una nota titulada “Lamentan que sede legislativa no sea accesible para personas con discapacidad”, en la que hablaban acerca de la falta de accesibilidad en las instalaciones de dicho recinto, pues en los pisos superiores en donde la ciudadanía entrega documentación no contaba con rampas y tenía los elevadores descompuestos, lo cual hacía imposible el acceso.
Tal vez para algunos no sea gran cosa o pueden pensar que no es necesario, o que alguien nos apoya y listo, y sí, por un lado está bien, pero no siempre habrá alguien para hacerlo; por lo tanto, lo correcto sería el no necesitar de alguien para hacer algo que tú pudieras hacer sin problema alguno… claro, siempre y cuando existieran las adecuaciones necesarias. No es algo que sea un capricho, sino un derecho y por lo tanto está legislado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, como por ejemplo en el Artículo 9, el cual habla del “derecho a la accesibilidad y del poder vivir en forma independiente y participar plenamente en todos los aspectos de la vida, al igual que realizar medidas pertinentes para garantizar el acceso en igualdad de condiciones tanto en servicios como en instalaciones abiertos al público o de uso público, para de esta manera identificar y eliminar las barreras. De igual manera, el Artículo 29, el cual nos indica promover entornos para la participar plena y efectivamente en la dirección de asuntos públicos, sin discriminación y en igualdad de condiciones con los demás.
Así como estos, existen otros artículos y diferentes leyes amparan y nos brindan apoyo para hacer valer tanto nuestros derechos como nuestra opinión de una manera mucho más efectiva.
Siempre he creído que “la capacidad y las ganas de hacer cosas es mayor que la discapacidad que se tenga” y realmente ahí es donde se demuestra que los límites únicamente se los pone uno así mismo y a otros.