Caminando como todos los días por el centro de la ciudad de San Juan del Río, no puedo dejar de admirar y de ver las casas y casonas que encuentro en mi camino, desde la casa en donde se ubica mi centro de trabajo que es del siglo XVIII, hasta las casas más recientes que ubicamos en varios lugares y que conocemos que ahí vivían o vivieron determinados personajes de la vida cotidiana de nuestra ciudad.
Cuando camino por la ahora avenida Juárez, anterior Calle Real, me encuentro con la casa de la familia Cuellar, en donde ahora se encuentra una tienda de ropa y que por muchos años fue incluso un famoso restaurante, dicha casa en años recientes se le agrego una planta más, sin embargo no perdió su majestuosidad. Al lado de dicha casa se encuentran las casas consistoriales de la ciudad, en donde por muchos años estuvo lo que se le denomino: “Centro Histórico y Cultural”. En ese lugar permaneció hasta tiempos muy recientes la biblioteca municipal, en donde muchos de nosotros íbamos a realizar tareas y a consultar libros de manera permanente, claro antes de que existiera el internet y que se perdiera la costumbre de leer los libros impresos.
Caminando nuevamente por la Calle Real, pasamos por la casa de los Figueroa, donde por mucho tiempo se vendieron artesanías de mimbre y de otros elementos artesanales propios de la región. Junto a la misma casa se encuentra la casa donde se ubicaron por muchos años las oficinas de la Secretaría de Hacienda en San Juan del Río, y a un lado una casa que se dice perteneció al exgobernador Saturnino Osornio, ambas edificaciones completamente modificadas.
En frente de la casa de la familia Cuellar, se encuentra en edificio del Portal del Diezmo, que recientemente fue restaurado y a un lado dos edificios propios del San Juan virreinal que es el edificio que ocupa el Hotel de la familia Layseca, con una estructura completamente de casa antigua de la ciudad y el antiguo edificio que ocupo por muchos años el Colegio Guadalupano, una de las instituciones educativas con más prestigio en la ciudad.
Siguiendo mi caminar, me encuentro con las casas de la familia Rojas, tanto Rojas grande como Rojas chico, como se identificaban a las familias por parte de los sanjuanenses, una de esas casas se convirtió en sanatorio y la otra propiedad sigue siendo casa adecuada una parte para consultorios médicos.
Antes de llegar al edificio de la antigua Presidencia Municipal, nos encontramos con el edificio de la familia Rebollo en donde vemos una arquitectura de inicios del siglo XX. Y así podemos seguir caminando por las calles de San Juan del Río y platicando de cada rincón de las familias y de las historias de los sanjuanenses. Este es el San Juan del Río, que no se debe de perder y que debemos dejar a futuras generaciones.