Los equipos profesionales del deporte queretano, llámese Libertadores y Gallos Blancos pasan por circunstancias adversas, el primero, no calificará a Playoffs una vez concluida su participación en la temporada regular y el otro tiene ninguna victoria en lo que va del torneo. Los que siguen el deporte, saben de lo que hablo. No es ningún padecimiento crónico, aunque pareciera, le explico.
En el caso concreto de Libertadores lleva un firme proceso de construcción, es su segunda temporada y aunque el objetivo era llegar a la siguiente fase, el no conseguirlo deja el amargo sabor del fracaso pero aprendizajes tangibles y un exitoso proyecto de arraigo. Llegan al final de la temporada con llenos en su arena (el Auditorio Arteaga) producto de una afición incondicional, una aplicación de la mercadotecnia eficaz y un divertido espectáculo que convoca a pequeños y grandes, ambiente familiar.
El tino está en entender los avances de la liga nacional de baloncesto, no se necesitan billetazos para armar un equipo competitivo, lo que se necesita es una habilidad bárbara para encontrar un congregado de jugadores que promedien los puntos necesarios para transcender cada partido.
Puede ser un ejemplo burdo y quizá alejado de la realidad pero está basado en un caso de éxito del club de béisbol Atléticos de Okland. En la película de “Money Ball” el hombre que arma el equipo, encuentra un roster campeón con 25 jugadores de bajo perfil, entre comillas, con cierto promedio de efectividad que suma la cantidad exacta para ganar, defensivamente y ofensivamente. En el básquetbol es lo mismo, Libertadores puede encontrar en cualquier momento ese grupo de jugadores que le ayude a dar el siguiente paso.
En el caso de Gallos Blancos, los encargados de las decisiones deben establecer una directriz de autocrítica y verdad. Hacia dónde quieren ir, cuáles son los objetivos comunes respetando a quienes pagan un boleto y fundamentan o alivian sus emociones (frustraciones) en tener un equipo que compite, se rompe la m… y deja todo en la cancha para ganar. Un examen de conciencia.