Después de presenciar durante estos dos fines de semana pasados un sinnúmero festejos, todos ellos con grandes carteles y diversas ganaderías, me pongo a pensar que es lo que no coincide con aquello que a través del tiempo he aprendido a través de los libros y de los comentarios de “aficionados de cepa”, con los que he tenido la suerte de cruzarme, con lo que ahora estamos presenciamos en las plazas de toros. Sin duda alguna uno de esos factores es la falta de “conocimiento” por un lado, y lo “barato” que resulta obtener un triunfo a base del corte de trofeos.
Entendemos que formación o preparación, no es otra cosa que obtener o alcanzar un determinado nivel de conocimientos sobre alguna materia en concreto, con la finalidad de desarrollarla de manera más adecuada posible. Esta herramienta sin duda es básica en este mundo tan globalizado en donde tienen mejores oportunidades los que de algún modo poseen una mejor preparación.
La Tauromaquia en estos tiempos, requiere que este importantísimo concepto esté presente en todos y cada uno de los actuantes en un festejo. Un Juez de Plaza, sin duda deberá de contar con una formación sólida y reconocida que le permita desarrollar su función de una manera lo más atinada posible. Un empresario, deberá de contar con una preparación adoc a fin de tener la capacidad de montar carteles lo más atractivos posibles. En el caso de un Torero, sin duda deberá de tener la mejor preparación alcanzada para exponer su vida ante la bravura de un toro, que a su vez fue creado y criado por un Ganadero, que sin duda deberá de contar con una formación buscando poner en alto su Casa Ganadera.
El espectador o asistente a un coso taurino también deberá de cumplir con este importante requisito, solo en el caso que su pretensión sea el llegar a ser “aficionado”. Ser aficionado no es ponerse unas botas, vestir ropa de marcas “taurinas”, fumar puro, tomar vino de una “bota” y hacer comentarios sin fondo en el tendido. No señores, llegar a ser un “buen aficionado taurino” requiere de tiempo, preparación y una adecuada formación, y eso solo se adquiere leyendo, investigando, asistiendo a grupos taurinos donde se chanele solo de toros y escuchando a aquellos que cargan a cuestas cientos de corridas presenciadas, y que en base a ello, son merecedores de ser llamados “verdaderos aficionados”, y de estos ya hay muy pocos.