Hablar de peatonalidad, por fortuna, cada vez se vuelve un tema más recurrente. Poco a poco hay más personas defendiendo el derecho y la necesidad de caminar por la ciudad.
A veces parece que ya estamos convencidos del tema. Seamos peatones o cochistas, la terminología y conceptos peatonales ya son parte de nuestro léxico cotidiano, “debemos apostar por la peatonalidad”, pero tras las condiciones de violencia, valdría la pena cuestionar ¿Quién debe caminar y por dónde puede hacerlo?
Un gran número de actos de violencia contra las mujeres (acoso, piropos, miradas o hasta agresiones físicas de todo tipo) se cometen en la vía pública, lo cual es preocupante y ha originado campañas de conciencia y disminución de riesgos para las mujeres.
Particularmente me preocupa que sea el espacio público uno de los factores que si no propician, facilitan los actos de violencia contra las mujeres. Lamentablemente, aunque queramos, no todos los lugares son caminables, ni en cualquier momento ni por cualquier persona.
Para la mujer el entorno urbano es más complejo en ciertas zonas, algunas calles, andadores o plazas resultan hostiles por sus condiciones físicas o por la exposición de quien las recorre a pie o los horarios de su recorrido.
La equidad de género en el espacio público aún es una utopía, poco a poco ya se analizan los proyectos con criterios de perspectiva de género y de accesibilidad universal. La calle no es la misma para todos pero podemos contribuir para que brinde la misma tranquilidad y seguridad para todos.
En los últimos años han surgido muchos movimientos en pro de los derechos de la mujer, en lo que a mi atañe, me declaro en constante aprendizaje al respecto de la perspectiva de género en la vida cotidiana y más en los espacios públicos, por lo que me siento sumamente comprometido con la causa y creo que todos debemos hacer algo desde casa y en nuestros ámbitos cotidianos.
Es imprescindible no flaquear en la lucha por una ciudad caminable, pero principalmente, apostar por la universalidad de ese caminar. Me permito invitarle, amable lector(a) a reflexionar sobre la mujer en la calle, acompañemos este cambio cultural que nos debe dar paz y tranquilidad por igual.