A un paso de ser derribado del poder, el régimen de Nicolás Maduro se aferra a lo imposible. Caerá más tarde que temprano y su caída nos dejará una cauda de lecciones.
El régimen autoritario populista-socialista instaurado por Hugo Chávez Frías en febrero de 1999 se fue tornando, ante las crecientes dificultades económicas, en un narco estado. Al igual que Cuba, el gobierno de Maduro ha podido sobrevivir gracias a que ambos se encargaron de adueñarse del tráfico de drogas para financiarse con dinero “sucio”.
El gobierno chavista inició con una serie de mentiras y de promesas imposibles de cumplir, pero que convencieron a una parte de la población que no dudó en darle su apoyo. Las consecuencias, en términos de corrupción gubernamental, de desastre económico, de escasez, de miseria, de emigración y de cancelación de la vida democrática fueron las mismas que han ocurrido en otros países, con los mismos resultados.
Chávez-Maduro generaron bases de apoyo pagando a sectores de la población y llevaron asesores cubanos que se encargaron entre otras cosas de la inteligencia del gobierno. La cúpula militar ha expresado su apoyo a Maduro porque fue incorporada al control del narcotráfico y saben que tienen cuentas pendientes con la justicia.
Pese a todo ello, se generó un movimiento nacional e internacional para poner fin al desastre venezolano. Los Estados Unidos han tomado el control de la empresa petrolera Citgo, propiedad venezolana y a través de esa medida, se ha negado el flujo de los poquísimos dólares que le ingresan al gobierno de Maduro. Adicionalmente, el precio de los alrededor de 600 mil barriles diarios de petróleo que Venezuela le vende a Estados Unidos ya no irán a las manos de Maduro.
Al negarse a convocar a elecciones, casi la totalidad de países de la Unión Europea ha desconocido al gobierno venezolano, quien sólo cuenta con el apoyo de pocos países, Rusia y China entre ellos. Ciertamente que el petróleo venezolano, las mayores reservas del mundo, se encuentra en el centro del escenario, ciertamente se trata de un golpe de estado, pero Nicolás Maduro, al igual que en su momento Salvador Allende, se hizo el hara kiri, con su corrupción, sus medidas antieconómicas y autoritarias. Su fin está muy cerca.