Seth Pérez Melesio
No es tarea trivial determinar quién es la víctima o el victimario en la lamentable explosión del viernes en un ducto de Pemex. No podemos ver como ajena una situación en la que compatriotas nuestros, humanos y hermanos, son capaces de arriesgar su vida por unos pesos. En algunos casos, el motivo puede ser sobrevivir y, en otros, la ambición provocada por un consumismo negado para muchos. ¿Es problema de unos o nos implica a todos?
En el ensayo ‘Qu’est-ce que les Lumières?’ (1783), de Emmanuel Kant, se preguntaba si hemos salido de la minoría de edad: Unmündigkeit. La respuesta ha sido objeto de muchos ensayos y en uno de ellos Michael Foucault se preguntaba ¿por qué unos hombres toman como vocación el papel de liberadores si no son capaces de hacer salir a la humanidad de su minoría de edad? Una pregunta de fondo, ya que dividir a la humanidad en adultos e inmaduros tendría consecuencias discriminatorias enormes.
En general, los regímenes totalitaristas y postulados racistas soportan esta visión haciendo una diferencia entre hombres de primera y de segunda categoría. Los menores de edad deben obedecer a los adultos. Kant muestra que siguiendo este camino se podría llegar a la dictadura de los sabios. El camino opuesto sería crear una evolución en la conciencia y conocimiento de la humanidad.
En conceptos materiales o fácilmente demostrables, la ciencia ha derrocado a los monosabios que definen el camino del mundo. Copérnico, Newton y Kepler derrocaron a todo un sistema de poder y ciencia basado en que la Tierra era el centro del universo. A diferencia del siglo XVI, las muertes injustificadas no han logrado hacer eco en la humanidad para atender por causas humanitarias nuestras desigualdades económicas.
Crecimiento no es desarrollo e ingreso medio o mínimo no es felicidad ni lo que lleva al camino de la paz. Comprender esta tragedia y solidarizarnos para evitar otras similares solo es una parte. Dejar la minoría de edad no es tarea de otros ¡es de todos! ¿Usted cómo ayudará?