¿Por qué, en lugar de buscar una solución con beneficios comunes, la lógica nos juega en contra? Unas estaciones cerradas y un rumor incentivaron cambios con efectos más devastadores: aumentar el ritmo de consumo y largas colas que provocan más tráfico y menos producto. Sumado a ello, ganó la crítica a la solidaridad y faltó más condena a los creadores de la indignante operación de robo. ¿Por qué?
La teoría del rumor nos puede ayudar. Chen, Lu & Suen (2014), basados en los estudios clásicos de Allport y Postman, demuestran que un rumor puede crear un efecto de movilización masivo destructivo por acciones individuales. Se sabía que, cuando aumenta la probabilidad de materializar un chisme con altos costos, provocará que el rumor se haga realidad por acciones individuales.
La aportación de Chen es incluir el sentimiento y la confianza como variables determinantes que ayudan a demostrar que un grupo de población indecisa fácilmente puede materializar el rumor. La falta de confianza en cualquier cosa llamada “Gobierno”, sumada al sentimiento negativo en el tema precio-producto, se sumó a la evidencia de encontrar algunas gasolineras cerradas. El resultado lo estamos padeciendo.
A pesar de años de saqueos, el enojo no fue superado por ayuda mutua. No hemos visto una oleada de denuncias masivas de quienes operaban ilícitamente ni una condena para identificar a todos los implicados. Los problemas que ganan lugar en los medios son provocados por conseguir un beneficio individual: mi tanque lleno. ¿Por qué no vemos muestras de solidaridad para superar esta situación?
En el sismo del 85 y de 2017, no se criticó la falta de resultados del Gobierno y salimos a las calles para ayudar. Tomando el estudio de Cheng, el sentimiento y la desconfianza orientaron a la población indecisa a ponerse del lado opuesto a la cooperación. ¿Por qué no ayudar ahora y después condenar? O dígame, ¿prefiere este bache o la experiencia de unos para crear a nuestras espaldas el robo del siglo?