“El Gobierno”, declaró Ronald Reagan en su discurso de toma de protesta, “no es la solución a nuestro problema; el Gobierno es el problema”. Desde entonces, los republicanos han hecho eco de su retórica, aunque, de algún modo, nunca han llevado a cabo la disminución radical del Gobierno que demanda su ideología.
No obstante, ahora Donald Trump está, en efecto, implementando al menos parte de la reducción drástica en el papel del Estado por la que su partido se ha pronunciado desde siempre. Si el cierre se extiende durante meses –lo cual parece muy posible–, tendremos la oportunidad de ver cómo se ve Estados Unidos sin diversos programas públicos que la derecha ha venido insistiendo desde hace tiempo en que no necesitamos. Olvídense del muro; piensen en lo que está sucediendo como un enorme y hermoso experimento libertario.
En serio, es sorprendente cómo muchos de los pagos que el Gobierno federal ya no puede hacer o está a punto de dejar de hacer son para cosas en las que los libertarios insisten en que no deberíamos estar gastando los dólares de los contribuyentes de todos modos.
Por ejemplo, los cheques federales a los agricultores no van a expedirse, pero organizaciones libertarias como el Instituto Cato han denunciado desde hace mucho que los subsidios a la agricultura son solo otra forma de capitalismo clientelista.
Los empresarios están furiosos porque la Administración de Pequeños Negocios de Estados Unidos no va a otorgar préstamos, pero los libertarios quieren que esta agencia desaparezca en su totalidad.
Si el cierre se extiende hasta marzo –lo cual, repito, parece ser totalmente posible–, el dinero para los cupones de alimentos se acabará. Sin embargo, los republicanos han rechazado fuertemente el programa de cupones de alimentos desde hace mucho tiempo. El senador Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana, ha denunciado el programa por “hacer que sea excesivamente sencillo no ser productivo”.
The New York Times Syndicate