Con motivo del tradicional Día de los Reyes Magos, me ofrecí a llevar la rosca de Reyes a mi familia, para lo cual acudí con mi amiga Ana Yolanda López, quien es una destacada activista en pro de las personas con discapacidad de Querétaro.
Es una mujer admirable, fundadora y líder de la cooperativa incluyente Pan Q Ayuda y participa en numerosos colectivos que trabajan por la misma causa.
En lo que me entregaban mi rosca, tuve oportunidad de platicar con ella y otro gran amigo (Ramón Carnicero), a quien me encontré ahí mismo adquiriendo su rosca familiar.
Como era de esperarse, después de una conversación muy amena, surgió el tema del incremento al pasaje del transporte público queretano.
Como especialista en análisis de costos para la construcción, me resulta evidente, normal o aceptable el incremento de los materiales e insumos para la construcción, por lo que, para mí, el pasaje debería incrementar cada seis meses a la par de los incrementos de todos los insumos necesarios para la operación del sistema de transporte público, así no se vería mermada su calidad, pues los incrementos se han dado cada tres o seis años a la par de un transporte deteriorado por falta de inversión de los concesionarios.
Sin embargo, la postura de Ana Yolanda es diferente. Su verdadera molestia, más allá del precio, reside en algo que ha sido su lucha durante tantos años. “El transporte público, al día de hoy, no considera las adaptaciones necesarias para las personas con discapacidad”.
Yo recordaba que he visto un camión que circula decorado con motivos del DIF, pero solo es para acudir al CRIQ, por lo que dicho vehículo no puede considerarse como transporte público.
Usted y yo, amable lector, probablemente gozamos de la libertad de salir de casa, caminar unas cuadras y abordar el camión. Ana Yolanda me compartió que conoce gente que tiene ganas y posibilidades de trabajar, pero se le iría el ingreso pagando taxis, ya que no pueden usar el QroBus.
El tema es fuerte y es difícil comprenderlo si no convivimos con la discapacidad. Para ellos, cada día es un reto. Hagamos lo posible por que les sea llevadero y lo puedan disfrutar como nosotros.
Por cierto, gracias Yolanda, estuvo delicioso mi pan.