Hace dos años, tras el impacto de la elección de Donald Trump, los mercados financieros enloquecieron por un instante, pero se recuperaron de inmediato. De hecho, decidieron que aunque era evidente que Trump era incompetente para el puesto, debido a su temperamento y su intelecto, no tendría importancia. Quizá hable como populista, pero caminaría como plutócrata. Tal vez sea errático y desinformado, pero mentes más sabias evitarían que hiciera algo demasiado tonto.
En otras palabras, los inversionistas se convencieron de que tenían un acuerdo: Trump podía despotricar, pero en realidad no lograría hacer políticas; además, oigan, los impuestos a las corporaciones y los ricos disminuirían.
Sin embargo, ahora, justo en las fiestas decembrinas, la gente se está dando cuenta de que no hubo tal acuerdo, o en todo caso, no había una cláusula de salud mental (perdón, no lo pude evitar). Pongan a un hombre inestable, ignorante y beligerante en el Despacho Oval y acabará haciendo locuras.
Hay que decirlo claramente, desde hace tiempo, los electores ya se dieron cuenta de que el Gobierno de un hombre malo es un mal Gobierno. Por eso, los demócratas ganaron una mayoría históricamente espectacular del voto popular en las elecciones intermedias. Hasta los más ricos, quienes han sido los principales beneficiarios de las políticas de Trump, están descontentos: una encuesta del CNBC encontró que los millonarios, incluso los millonarios republicanos, le han dado la espalda de manera evidente al ‘tuitero en jefe’.
Sin embargo, el comportamiento del mercado había sido, hasta hace poco, otra cosa.
La realidad de que la incapacidad presidencial les importa a los inversionistas parece haber comenzado a insertarse apenas hace tres semanas (y alrededor de 4000 puntos en el índice Dow). Primero se dieron cuenta de que el acuerdo tan publicitado de Trump con China solo existió en su imaginación. Luego vino su colapso televisado en una reunión con Nancy Pelosi y Chuck Schumer, su abrupta retirada de Siria, su despido de Jim Mattis y el cierre de su Gobierno debido a que el Congreso no complace su complejo de edificador y construye un muro inútil. Ahora corre el rumor de que quiere despedir a Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal.
Ah, y de paso nos enteramos de que Trump ha estado tratando de obstruir la justicia de manera descarada, presionando a su fiscal general en funciones (quien ya por sí mismo es todo un caso aparte) con la investigación de Mueller mientras la cantidad de sentencias, confesiones y renuncias forzadas se acumula.
Sin embargo, vamos a hacer de abogados del diablo: ¿acaso todo este caos de Trump importa en lo que respecta a la economía o el mercado bursátil (que no son para nada lo mismo)? A primera vista, no es tan evidente.
The New York Times Syndicate