El Presupuesto 2019 que acaba de presentar el Poder Ejecutivo ante el Congreso es brutalmente diferente a lo que habíamos visto en años pasados. Se esperaba que fuera muy distinto, pero no se esperaba que una de las áreas más castigadas fuera la educación de la población. Si de por sí ya era preocupante el que, bajo el auspicio del nuevo Gobierno, se volviera a entregar la educación a los sindicatos de maestros, el maltrato financiero que recibió este rubro en el Presupuesto 2019 francamente genera alarma. No es poca cosa lo que está en juego, es nada más y nada menos que el futuro de nuestra niñez y juventud; es decir, el futuro del país.
Veamos algunos datos. Primero, se quita el financiamiento o se desaparece tanto el Programa Nacional de Inglés como el Programa de Inclusión Digital. Esto es claramente en detrimento de la inclusión de nuestra niñez y juventud en la economía global que hace del dominio de este idioma no una ventaja competitiva, sino una condición mínima para tener empleos bien remunerados, y con la que los estudiantes deben estar preparados para competir en un entorno de negocios que cada vez gira más alrededor de la automatización y las tecnologías de punta. Segundo, se hace un recorte de alrededor de entre 3.4 por ciento y 6 por ciento para varias universidades e instituciones de educación superior públicas en los estados. Esto afecta gravemente las oportunidades de una verdadera superación de las familias de clase media baja y baja cuya única oportunidad de convertir a sus hijos en profesionistas es a través del sistema público de educación superior. Finalmente, el gasto en Cultura sufrió un recorte de 7.6 por ciento, y fue particularmente afectada la industria de cine nacional. ¿De verdad queremos quedarnos atrás o fuera del negocio del cine que a nivel mundial se espera genere 50 billones de dólares en 2020?
En contraste, el Presupuesto 2019 pide un aumento de 53 por ciento en su gasto de publicidad. ¿No que se iba a disminuir los gastos superfluos que solo tenían como objetivo engrandecer la imagen personal de los funcionarios y el Gobierno en turno? Se incrementa infinitamente el presupuesto para la Secretaría del Bienestar y para la Secretaría del Trabajo, que serán las encargadas de entregar cuantiosos recursos a sus beneficiarios bajo los programas de ‘Pensión para el bienestar de las personas adultas mayores’ y de ‘Jóvenes: Construyendo el futuro’. No es que ‘per se’ estén mal estos programas, sino que llama la atención que parece ser que la filosofía no es invertir en enseñar a las personas a ganarse el pan por sus propios medios y volverlos independientes, sino gastar en entregar el pan a discreción a ciertas personas en situación vulnerable… para volverlos dependientes de quien se los da…
‘Twilight Zone’… y que nos enteramos que la fórmula de la Secretaria de la Función Pública entrante para que los funcionarios públicos no brinquen al sector privado ahora que les recorten sus salarios es… ¡pedirle al sector privado que también aplique austeridad en lo que le paga a sus empleados! PONG.