El populista y ‘locuaz’ presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reabrió la boca para buscar una ‘guerra verbal’ con el propósito de montar otra cortina de humo para entretener a sus conciudadanos, pero la intentona no le salió como lo esperaba.
Según él, su par de Colombia, Iván Duque, comanda una invasión contra Venezuela, lo que no deja de ser indecente, poco creíble y de paso exhortó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y a la Milicia Nacional Bolivariana a estar preparada para defender la Patria ante cualquier amenaza invasora, especialmente de Brasil o Colombia
Olvida el mandatario que su país vive la peor crisis humanitaria, política, económica y social de su historia, en la cual Colombia tampoco puede negar que si uno estornuda, el otro se resfría y viceversa.
A la dialéctica guerrerista del mandatario se agrega la del presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello, quien aseguró que “puede que alguna fuerza invasora logre entrar, pero lo que debe saber es que no van a salir vivos de aquí, el pueblo los buscará”.
Lo cierto es que los Maduro y su corte se sienten envalentonados con la presencia rusa en su territorio, más después de que el presidente brasileño, Michel Temer, le retiró la invitación, lo mismo que al de Cuba, Miguel Díaz-Canel, para estar en la ceremonia de posesión del nuevo presidente brasileño Jair Bolsonaro, el 1 de enero.
Con su superego sublimado, el mandatario venezolano insistió que sin importar de dónde vengan los ataques, Bogotá o Brasilia, “o de traidores que vendan su alma por un puñado de sucios dólares enviados de Colombia o del norte ¡No podrán!, ¡Aquí va a triunfar el pueblo!” y de paso descartó la presencia de rusos y chinos en la defensa de la soberanía.
Pero a todas estas, Maduro olvida que una buena parte de los venezolanos tiene sangre colombiana, incluso él, y que sus consignas populistas llenas del cultivo del odio no van a prosperar, porque muy pocos desean una guerra por temor de matar a su hermano, padre, tío o un hijo.