El presidente ha sido enfático y firme en diversos temas como la austeridad republicana, la supremacía del poder constitucional sobre los intereses particulares y, claramente, el impulso de reformas de espíritu social.
Para bien o para mal, Andrés Manuel López Obrador arrasó no solo en las elecciones para definir la presidencia de nuestro país, sino provocó, como efecto dominó, la indiscutible mayoría de su partido en el Congreso de la Unión. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es el único contrapeso con independencia de las decisiones políticas; un equilibrio que se quebranta al momento de difundir la terna para ocupar el cargo de ministro en la mencionada instancia jurisdiccional; posición que dejó vacante José Ramón Cossío al cumplir sus 15 años de encargo.
El Gobierno de México postula a dos mujeres y un hombre, cercanos al ahora mandatario y a Morena. ¿Habrá control de una persona en las determinaciones de la esfera judicial? Una de las promesas de campaña de AMLO fue la reducción de los sueldos a empleados gubernamentales, “nadie ganará más que el jefe del Ejecutivo”, citando el discurso de su círculo cercano.
Para ello, se pretende armonizar en el Poder Legislativo la Ley Federal de Remuneraciones para adecuar las percepciones de los funcionarios de la federación. Lo hicieron. Gracias al impulso de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, servidores públicos de oposición y con el antecedente de una serie de amparos promovidos, la Corte atrajo para su estudio dicha moción, asignándole tal responsabilidad a la ponencia del jurista Alberto Pérez Dayán.
Este fin de semana, se fijó la suspensión provisional de los efectos instituidos en dicha ley. Consejeros de la Judicatura y del Instituto Nacional Electoral, magistrados y demás funcionarios involucrados recibirán el ingreso correspondiente acorde a lo que establezca nuestra Carta Magna en tanto se resuelva la controversia en el más alto tribunal mexicano.
Para lo consecuente, los legisladores deberán fundar y motivar cualquier disminución de salario. Más allá de la desigualdad salarial –que tenemos que corregir–, hay que subrayar las responsabilidades de los afectados, ponderarlas y buscar la mejor solución.