Ahora que se ha puesto de moda echar la culpa de todos nuestros males al neoliberalismo, conviene aclarar términos, dilucidar los hechos, solos y objetivos, de lo que es la propaganda política y una de sus consecuencias, la construcción de la posverdad, tan a la mano del discurso político.
En primer término, un hecho es que los países más desarrollados del mundo –los que tienen un mayor crecimiento económico, una mejor calidad de vida de sus ciudadanos, un mejor sistema educativo, de asistencia social y una mayor gama de oportunidades de progreso– son, todos, países capitalistas y que han seguido el modelo denominado neoliberal. Es un asunto de estadística, de datos comprobables. Existen casos de países que no hace mucho eran más bien pobres, como Irlanda o Nueva Zelanda, que, gracias a que incorporaron sus economías a los procesos globalizadores y de libre empresa, tuvieron un crecimiento impresionante.
Por el contrario, ningún sistema socialista, comunista o populista, se encuentra entre los mejores 20 del mundo, ni siquiera China, con todo y su enorme crecimiento de los últimos 30 años.
Esto quiere decir que respetar, fomentar y proteger el sistema de libre mercado es condición esencial para que un país progrese. De lo contrario, todo se reduce a discursos, a divisiones, y echar la culpa de los fracasos a todo mundo, menos a los verdaderos responsables.
Así, el fracaso de Cuba, de Nicaragua o de Venezuela se le ha achacado al ‘bloqueo norteamericano’, a la oligarquía, a los ricos, a los extranjeros… Ningún Gobierno reconocerá su fracaso. No lo hizo Salvador Allende ni ningún populista latinoamericano del tipo Perón, Lula da Silva, Alan García y una larga lista de quienes destrozaron en muy pocos años las economía de sus países.
Como no se responsabilizan de su acción destructiva, se inventa la posverdad, una serie de postulados que se repiten una y otra vez del tipo “el país está en crisis”, los ricos rapaces que han expoliado a los trabajadores o los lujos intolerables de los gobernantes frente a la miseria del pueblo. Nada nuevo.