Cualquier nuevo sistema económico, político, industrial o social requiere nuevas formas de ser evaluado. Para medir el éxito de la cuarta transformación se requerirá dejar atrás los viejos indicadores de la economía neoliberal. ¿Qué ejemplos nos ofrece las industrias disruptivas a esta nueva era social y política?
La movilidad en cuatro ruedas dejó el mismo indicador, pero con un parámetro diferente. La velocidad de los autos se sigue midiendo en caballos de fuerza, pero no es comparable con lo que se imaginaban los antiguos conductores de carretas. Hace unos pocos años mediamos el almacenamiento en la cantidad de ‘diskettes’ de 3 1/2 que se requerían. Hoy requerimos hablar de megas, gigas y terabytes. Los referentes no solo han cambiado insignificantes formas de medir velocidad o almacenamiento; también modifican nuestro comportamiento social.
Películas, novelas y hasta literatura seria abordan el fenómeno de las redes sociales que modifican la forma de medir la amistad: por la cantidad de amigos o popularidad: por el número de ‘likes’. El bienestar social medido en términos del PIB evolucionó desde una media aritmética simple hasta el índice de Gini que muestra mejor la distribución del ingreso.
Todo cambio disruptivo genera una nueva forma de medir, nuevos actores, nuevos contratos entre los involucrados y nuevas fuerzas de poder. Un ejemplo son los cambios en la industria hotelera con Airbnb y el de medios de comunicación que dejaron el valor del número de tiraje por el de seguidores, o ahora audiencia participativa.
El cambio puede interpretarse como una amenaza o una oportunidad. Esta semana iniciamos una nueva era, pero no debemos esperar que el cambio sea inmediato, ya que sería como esperar que, al cumplir los 18 años, amanezcamos convertidos en verdaderos adultos.
La forma en que mediremos el cambio nos podrá ayudar a enfilar mejor el camino de esta transformación. Un cambio no pregunta quien quiere formar parte de él; simplemente se genera. ¿Usted qué opina?