Sin duda alguna, el Rejoneo se convertirá en un elemento fundamental para la conservación y permanencia de la Fiesta de los Toros por lo menos en nuestro país de cara al futuro. Esto es debido a que el espectáculo que en la actualidad se brinda en una tarde de rejones, es del agrado y del interés de los asistentes a las plazas de toros hoy en día. Sin embargo, es importante que sepamos valorar y diferenciar lo que en algún momento puede ser el bien torear de lo que podría ser la llamada “pirotecnia”, eso que solo sirve como adorno de bisutería y que por desgracia, es la que causa más impacto en los tendidos.
Al igual que en el toreo a pie, en el rejoneo el toro de lidia es la parte medular de la lidia. Y siendo la materia prima de este bello espectáculo, también debe de reunir ciertos requisitos para que los rejoneadores tengan posibilidades de éxito, de lo contrario, será imposible lograrlo, por más voluntad y destreza que estos puedan tener. Para las corridas de rejones específicamente, es necesario seleccionar toros de buena procedencia, de una buena nota de tienta, que estén bien conformados y con la edad reglamentaria, ya que el utilizar toros de desecho ya sea por defecto físico o por que en la tienta no fueron aprobados, no sirven para el lucimiento de los rejoneadores.
Las condiciones ideales que deben de presentar los toros para rejones las podríamos enmarcar dentro de estas características: alegría, fijeza, bravura, fuerza o fondo y temple. ¿Acaso “Fantasma” de Enrique Fraga no trasmitió desde su salida alegría en su galope mostrando fijeza tanto en sus embestidas como en los cambios de cabalgadura?. Lo enrazado de este bien presentado ejemplar no tuvo lugar a dudas al igual que la fuerza mostrada posterior al primer rejón de castigo recibido y durante toda la lidia. Y por último, ese temple mostrado a través de un tranco constante y cadencioso buscando siempre alcanzar el engaño.
Solo con toros de estas características el torero podrá citar de largo y sobre todo hacer sus suertes de frente, templar, torear, mandar y posteriormente darle muerte de forma correcta. Solo así el toro podrá mostrar su calidad, como fue el caso de “Fantasma”, debiendo estar siempre fijos al caballo, sin importar la distancia en que se les cita y de igual manera reconocer esa calidad, según la codicia, el temple y la clase con que embista.