Una buena idea no garantiza el resultado deseado. El fin de semana pasado muchas ciudades en el mundo aplicaron la iniciativa un día sin auto. La popularidad que alcanzó al igual que los paseos ciclistas, no han creado un movimiento sostenido para minimizar la dependencia del auto. ¿Por qué?
De inicio este movimiento tenía como fin crear conciencia sobre la dependencia del auto en las grandes ciudades y la contaminación que generan los combustibles fósiles. Es indiscutible la cantidad de adeptos que suma la iniciativa ahora, junto con la popularidad que ha alcanzado en algunas ciudades como en París, donde se ha convertido en una verdadera fiesta en las calles. Pero ¿Cuál es el resultado?
De principio vivir la ciudad sin autos y aprender cómo sería un día de trabajo con otro medio de transporte. Pero llegado el lunes la vida regresa a la normalidad. La dependencia no se elimina ni se trabaja para crear a nivel de ciudadanos, asociaciones o gobierno, medios alternos de movilidad. Es un día para disfrutar las calles tomando fotos, caminando y festejando como en muchos días feriados.
Podríamos decir que la disminución de adictos al tabaco es similar a los que se bajan de su auto de por vida por iniciativas similares como el día mundial sin tabaco. Pero no todo está perdido, podemos aprovechar la voluntad ciudadana. Los emprendedores sociales podrían crear aplicaciones para evaluar el gasto social de transportarse en auto y en otro medio pero encontrando formas reales para que cada persona o familia pueda tomar esta decisión.
Imagine Usted al más ferviente adepto que circule diario de Santa Fe a la UNAM en la Ciudad de México o de Juriquilla al estadio Corregidora en Querétaro. Debemos empezar por quienes viven cerca de sus trabajos y hacen vida de barrio como en las zonas de los centros de ciudad. Las iniciativas masivas pueden servir para enganchar y motivar, pero para incidir se requiere aplicar programas puntuales con resultados específicos. ¿Usted qué opina?