En las últimas semanas, los medios se han enfocado en las acusaciones de un cardenal hacia el papa. Se supondría que esta dura crisis debería debilitar profundamente a la Iglesia; pero, por el contrario, la mayoría de obispos y de fieles han manifestado su adhesión al pontífice. ¿Qué elementos de juicio no se están tomando en cuenta?
- Panorama. El informe de Pennsylvania sobre abusos sexuales cometidos por clérigos desató la crisis actual. El papa Francisco manifestó la vergüenza que esto produce en la Iglesia. En vísperas del viaje apostólico a Irlanda, el país que más ha resentido esta situación, el cardenal Viganó inculpó falsamente al santo padre de haber encubierto a un cardenal estadounidense acusado de abusos sexuales.
¿Por qué la Iglesia sigue en pie? Cualquier institución, empresa o grupo social se vendría abajo después de una situación así, pues la confianza de sus miembros se perdería. Todo apunta a que los elementos sobrenaturales, que creemos por fe, hoy tienen mucho sentido.
- Un factor sobrenatural. Los fieles católicos creemos que Jesús mismo, con su poder divino, escogió a Simón Pedro y lo nombró roca donde se fundaría la Iglesia (Mateo 16,18). Y Jesús ahí mismo le prometió que “el poder del infierno no derrotará” a la Iglesia.
Durante una dura crisis de la Iglesia en el siglo V, afectada tanto por la herejía pelagiana como por las invasiones bárbaras, San Agustín comentaba “La Iglesia vacilará si su fundamento vacila, pero ¿podrá vacilar Cristo? Mientras Cristo no vacile, la Iglesia no flaqueará jamás hasta el fin de los tiempos” (Comentario al Salmo 103).
Epílogo. En general, es complicado explicar el carácter sobrenatural de la Iglesia a la opinión pública, compuesta de personas de muy diversas creencias. Sin embargo, la crisis misma por la que hoy atraviesa la Iglesia muestra que esta está compuesta por ‘algo más’ que la mera organización humana.
La permanencia de la Iglesia, inexplicable para quienes no comparten la fe, para los creyentes es una manifestación de la voluntad de Cristo y de la ayuda continua del espíritu santo. Al final, la presencia ininterrumpida de la Iglesia es un reto a la razón y una invitación a creer.