Con el Internet, y sobre todo, con la llegada y crecimiento de la Banda Ancha, dónde ahora estamos “on line” prácticamente todo el tiempo (más de 8 horas diarias, de cuerdo al Estudio sobre los “Hábitos de los Usuarios de Internet en México 2018”, aunque la gente percibe que está conectada las 24 horas), los llamados “Ríos de Información” son verdaderos caudales que pueden absorber el total de nuestro día, y, prácticamente sin darnos cuenta, parecería que estamos muy bien informados, al tanto de lo que está sucediendo en todo el mundo, sin embargo, sin un período de reflexión, de asimilación de esas cifras, y sin la capacidad de interrelacionar las distintas variables y sus valores, el contar con toda esa información, sólo nos convierte en “lectores digitales”, o casi una interfaz entre la fuente y el medio, sin que realmente se pueda almacenar, analizar y aplicar dicha información.
Existe un sitio: www.worldometers.info/es, que nos transmite estadísticas mundiales en tiempo real. Es importante ver el contexto y la definición real de este sitio, que bien podria ser algo muy subjetivo, sin embargo, los invito a que visiten el sitio y vayan a la sección de “About”, dónde hay datos importantes sobre la seriedad de la información, y de acuerdo a su presentación: “Worldometers esta dirigido por un equipo internacional de desarrolladores, investigadores y voluntarios con el objetivo de hacer diponibles las estadísticas del mundo en un formato que estimule la reflexión y el pensamiento y con un formato de relevancia en el tiempo”.
Visiten el sitio para aprender que en medio día (12 horas) hay cerca de 185,000 nacimientos, y la población mundial anda alrededor de los 7’647,611,000 (Siete mil seiscientos cuarenta y siete millones y poco más de personas), y también, en ese medio día, casi 80,000 personas han muerto el día de hoy.
Dentro de todas esas cifras y mediciones, en la estadística, en ese oceáno de sucesos medibles, una de esas muertes me ha llevado a una profunda reflexión, la de mi prima Carolina, Cayillo, que ayer falleció. Ella no es sólo una unidad de las contabilizadas el dia de ayer en los decesos, es una persona que vivió e irradió alegría a todos los que tuvimos la fortuna de vivir con ella. ¡Descansa en paz Cayillo, y disfruta a mi tía Amanda y al Visigodo!
