La ética es un ideal que todos deseamos colectivamente. Se trata de hacer lo correcto o aquello que la moral de una sociedad ve como aceptable dentro del comportamiento humano.
En el ejercicio profesional existe también la ética; que en muchas ocasiones se ve afectada por el dinero, es decir, se disminuye la calidad del producto o servicio para obtener mejores ganancias.
El ramo de la construcción no es la excepción y podemos apreciarlo en cualquier edificio donde no siempre fue responsabilidad de la constructora; pudo ser el personal encargado o los subcontratistas del proyecto.
La falta de ética radica en que por demeritar la calidad de los materiales se entrega una vivienda que no está a la altura de lo que pagaron las personas que la habitarán. A veces se desprenden los aplanados o se nota una mala colocación en los pisos, los azulejos, la cancelería y ni qué decir de lo que no se ve, como las instalaciones hidrosanitarias, eléctricas o la estructura de la vivienda.
Recientemente, mi padre tuvo un accidente automovilístico derivado de una obra de las que se dejan inconclusas por los contratistas o el mismo Gobierno, y aunque he preguntado vía redes sociales a quién pertenece esa carretera inconclusa, no he obtenido respuesta del Twitter del Gobierno estatal de Guanajuato o de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Durante el proceso de las obras públicas y privadas, debe llevarse un control administrativo que permita determinar si los recursos asignados alcanzan para terminar el trabajo al 100%. Muchas veces deben sacrificarse alcances de obra terminada para proteger la seguridad de las personas y del proceso constructivo.
La carretera que le comento, amable lector, tiene un puente/alcantarilla que no ha sido concluido y que, en la mejor muestra de falta de ética, se dejó sin señalamiento preventivo (según la norma de la SCT), el puente inconcluso reduce los carriles y de ahí, el accidente de mi padre. La carretera tiene tres meses sin señalamiento horizontal ni vertical. ¿Dónde está la ética y responsabilidad de los supervisores o del contratista que dejó la obra así?
Siempre y ante todo debemos anteponer el bienestar de las personas (tanto para quien usa las carreteras como para los habitantes cercanos).