Sergio Ibarra
Autor y docente de licenciatura, maestrías y diplomados en la Universidad Iberoamericana, el ITAM, la Universidad Anáhuac, el Colegio de la Defensa Nacional y la Universidad Autónoma de Querétaro.
Pensamiento del filósofo francés Charles Péguy, de inicios del siglo XX, que apuntó en sus reflexiones el rescate de la profundidad de los acontecimientos de cada día, hacer de cada día un nuevo ser y no un producto del costumbrismo, en la espera de una jubilación o una herencia, renunciando al atrevimiento y a la fecundidad social.
Los acontecimientos recientes ante todo son dolorosos, no por las pérdidas materiales, sino por la partida inesperada de hermanas y hermanos ante la inexorable voluntad de la naturaleza que el hombre se ha empeñado en ignorar. El trazo de la Ciudad de México ha dejado atrapados a miles de hogares y de negocios en una zona que hoy, la tecnología nos muestra claramente, es sísmica. Y contra ello no hay defensa.
Los acontecimientos recuerdan la precariedad de la existencia humana. Asumir que el siguiente día será igual al anterior, es una postura que, conforme envejecemos, nos envejece aún más, por la pérdida de la perspectiva de una de las condiciones humanas de la que nadie escapa, por más que luchemos por tener resuelto lo que habrá de suceder. La incertidumbre es una acompañante permanente del ser humano, que aunque la perdamos de vista y pretendamos racionalizarla con mediciones interminables, de cuando en cuando, se le aparece a esta sociedad moderna en la que nos ha tocado vivir y nos pone en evidencia.
Los acontecimientos hacen emerger bruscamente nuestras carencias como nación, pero también nuestras cualidades; sin embargo, el desafío que enfrenta la población afectada ante esta nueva realidad, es que convertirá cada día de sus vidas en un nuevo comienzo. Es ahí cuando la sociedad solidaria mexicana tendrá que mostrar consistencia para lanzarse en busca de soluciones originales que anticipen la voluntad de la naturaleza y evitar ignorarla.
Acontecimientos que recuerdan la reflexión de Péguy: permanecer en la precariedad, no considerar nada como adquirido para siempre, vivir el presente como un presente imprevisto; es decir, el reto de explorar cada día desde nuestras trincheras, misterios, nuevos conocimientos y porque no, una patria más unida pero sin desastres.