Francisco Pájaro
Expresidente de la Canaco en San Juan del Río, catedrático de la Universidad Mesoamericana y presidente del Patronato del Centro Histórico de San Juan del Río.
El pasado 19 de septiembre recordábamos los 32 años de los terremotos del año 1985, los cuales tuvieron su origen en la costa del estado de Michoacán, frente al puerto de Lázaro Cárdenas, un hecho que cada año recuerdo, sobretodo por el impacto que causó en mí ese acontecimiento, ya que fue un hecho que conmocionó a todo México y que, en su momento, tuvo muchas consecuencias.
Todavía recuerdo que en San Juan del Río se sintió muy fuerte y que incluso una de las vitrinas de la casa se vino abajo por el movimiento. Yo iba en tercer año de primaria y aún recuerdo la incertidumbre que vivimos en esa ocasión.
Como situación rara, ese día, en nuestra ciudad, un camión se había quedado sin frenos y entró al centro de la ciudad, volcándose en lo que se conoce como ‘La Curva’, ocasionando la muerte de una persona, pero, además, cortando el suministro de energía eléctrica en una gran parte del Centro Histórico.
Derivado de lo anterior, al momento del terremoto no contábamos con energía eléctrica, por lo que los pocos datos o información nos llegaba eran transmitidos solo a través de la radio.
En la casa fue por medio de un aparato de pilas (que mi mamá al día de hoy conserva) que nos dimos cuenta que había pasado algo; sin embargo no conocíamos las dimensiones de lo ocurrido.
Fue alrededor de las cinco de la tarde cuando regresó la energía eléctrica y pudimos ver la televisión.
En ese momento, solo un canal del entonces sistema Imevisión era el que funcionaba, ya que Televisa estaba fuera de señal, hasta que cerca de las seis de la tarde empezamos a ver a Jacobo Zabludovsky, quien comenzó a trasmitir en vivo, en un estudio improvisado.
Para mi corta edad fue un hecho muy lamentable.
En la noche recuerdo que seguía viendo la televisión y no podía creer lo que estaba sucediendo.
Este martes 19 de septiembre, alrededor de la una de la tarde, nuevamente la tierra tembló.
Yo me encontraba en la calle, camino a mi oficina, cuando las personas comenzaron a hablar sobre el temblor. Yo no lo sentí, pero, al llegar a mi oficina, todo mundo señalaba el suceso.
Las imágenes que comenté volvieron a mi mente y lo vivido se volvió a reflejar en mí. Ahora los medios de comunicación fueron importantísimos para dar a conocer lo sucedido: imágenes desgarradoras y situaciones muy complicadas. Pero, al igual que en 1985, los habitantes de varios lugares se solidarizaron con quienes se encontraban frente a la desgracia.
El día de hoy la invitación es unirnos como mexicanos y ayudar a quienes nos necesitan. Es momento de levantar a nuestro país de la desgracia y salir adelante de esta catástrofe natural.
México nos necesita. Apoyemos en la medida de nuestras posibilidades a quienes ahora nos extienden la mano. México está de pie y seguirá de pie.
