M.T.I.A. Seth Pérez Melesio
Coordinador académico en el ITAM del diplomado Inteligencia de Negocios y del seminario Datos que transforman: Movilidad, empleo y salud.
Las velocidad con que nuevas noticias dejan obsoletas a otras me lleva a pensar en lo complejo que nos puede resultar aprender del pasado en la sociedad actual que Zygmunt Bauman describió en su libro Vida Liquida. Para Bauman en la sociedad moderna líquida las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y rutinas determinadas. Le pregunto a Usted, cree que la semana pasada alcanzó el tiempo para analizar los eventos trascendentes.
No obstante, hemos ideado que para resolver grandes objetivos es mejor dividirlos en tareas pequeñas y asignar un responsable a cada una. La justificación para la división es diversa, todo depende del tema. Hay muchas divisiones que poco han cambiado en la historia a pesar de que el objetivo de la división ya no sería aplicable y en muchos casos obsoleto. Un ejemplo es la división territorial de los departamentos administrativos en Francia. En 1790 el Rey Luis XVI divide el país en 83 departamentos tales que pudiera llegar desde las lejanías con el jefe de ese lugar a lo más en un día a caballo. Surge la pregunta ¿para resolver los problemas actuales contamos con la división y asignación de responsabilidades adecuada?
No tienen mucho de común los problemas del título de la columna del día de hoy, pero nos ayudará a reflexionar ¿que sentido tienen nuestras divisiones actuales para medir los grandes problemas nacionales? Realmente la frontera de una entidad federativa o municipal nos ayuda a distinguir mejor las diferencias en el país sobre empleo, salud, pobreza, seguridad y educación. ¿los límites políticos son divisiones o zonas de unidad?
La velocidad nos da seguridad cuando patinamos en hielo quebradizo, cita Bauman a Waldo Emerson, pero creo que juega en contra cuando se trata de dividir y asignar un responsable para resolver problemas. Los problemas se suscitan tan rápido que no alcanzamos a encontrar una buena forma para asignar responsables acorde a una adecuada división de tareas. Por encima de todo mantenemos muchas divisiones. Nos es complejo lograr la unidad en un objetivo común, quizás porque mantenemos viejas divisiones, o quizás porque no son las adecuadas para solventar uno o muchos de esos problemas.