Fernando Cásarez
@FerCasarezPeriodista, apasionado del deporte, con experiencia en España y Austria, así como tres finales de Champions, dos veces ganador del concurso Fan of the Year, de la UEFA, y coberturas de basquetbol, golf y ciclismo
El objetivo se logró. Algunos festejan, otros se lamentan de lo que pueda pasar. Lo cierto es que sin jugar bien, México está en Rusia 2018 en la mejor fase de clasificación en su historia, después de siete partidos desde que existen los hexagonales.
Un verano saturado de partidos deja a muchos pidiendo la cabeza de Osorio. ¿Pero, qué esperamos? No parecemos jamás satisfechos. Si México juega mal, pero gana, debe jugar mejor. Si el desempeño es bueno, pero el resultado no, falta contundencia. Si se avanza el próximo año a la segunda fase, será obligación alcanzar cuartos de final, y ni pensar el quedar fuera en fase de grupos.
Son seis Mundiales que nuestra selección llega a octavos de final, en diciembre sabremos los rivales en Rusia. La historia reciente nos dice que México avanzaría, teniendo la mejor racha superando la fase de grupos, solo detrás de Alemania y Brasil.
Irónicamente equipos como Estados Unidos, Costa Rica, Ghana, Senegal, Corea del Sur, Paraguay o Turquía ya han alcanzado el quinto partido desde ese 1994, cuando comenzó la racha de México, esto en parte porque la suerte cuenta.
Para contextualizar, Italia, desde que fue campeona, lleva dos eliminaciones en primera ronda. Francia se ha quedado fuera en la primera fase en dos de sus últimos cuatro mundiales. Holanda, tras una final y un tercer lugar, se quedó fuera de la Euro y está casi fuera del Mundial. Inglaterra y la flamante campeona España tampoco avanzaron en el Mundial anterior.
Los malos resultados pueden llegar a todas las selecciones, y la imagen que creamos de la selección es un problema, ya que no tenemos a un equipo al nivel de los mejores, pero tampoco la selección va a hacer el ridículo, esto viendo que históricamente México se hace grande con los gigantes y se hace pequeño ante los modestos.
No concuerdo, como la mayoría, con las rotaciones de Osorio, pero sea a él o cualquiera, el problema es no respetar los procesos, así como comprar la idea de que México debe pelear al tú por tú con los mejores, cuando la realidad puede ser tan simple como que probablemente estamos entre los mejores 16 del mundo, pero no llegamos al nivel de estar en los mejores ocho.
