Joel Ángel Bravo Anduaga
Profesor de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey campus Querétaro. Internacionalista y consultor. Ex observador electoral de la OEA en Haití.
El atentado terrorista que sufrió Barcelona el pasado 17 de agosto fue simple de organizar. De acuerdo a la información de la policía local, un explosión la noche anterior del suceso provocó que los terroristas aceleraran y, hasta cierto punto, improvisaran el ataque, lo que no fue obstáculo para que los perpetradores lograran su objetivo: infundir miedo en la población.
Más allá de que los gobiernos catalán y español recibieron el apoyo unánime de la comunidad internacional, es claro que los sistemas de seguridad españoles, europeos y mundiales, se ven rebasados con estas formas de accionar, las cuales son baratas, de fácil planeación e instrumentación, y muy difíciles de prever. Es prácticamente imposible el revisar todos los vehículos en las grandes ciudades. Igualmente, un toque de queda de 24 horas de duración es impensable.
Las declaraciones de los líderes políticos son y serán hacia la condena, pero se quedarán en el plano discursivo, pues para pasar a la acción y prevenir con éxito los atentados se necesita la conjunción de varios factores, por ahora ausentes, en los sistemas de seguridades locales, regionales, nacionales y supranacionales. Lo que sí es previsible es el reforzamiento de una estrategia amplia, hecha por varios gobiernos occidentales, destinada a acabar con el autodenominado Estado Islámico, que se ha adjudicado la autoría del atentado en Barcelona y de muchos otros que han seguido esquemas similares de acción. No obstante, esto no impedirá que se presenten más actos terroristas. De hecho, después de Barcelona, se presentaron más actos de violencia en diversas ciudades europeas.
En este escenario, caben varias reflexiones. Desde el punto de vista psicológico, el miedo está en el imaginario de la población, no solamente en España, sino en el de varios países. En lo mediático, la noticia de un atentado terrorista siempre atraerá la atención de la audiencia, sea por morbo o por un interés de saber cómo protegerse. Crear miedo es simple; lo complejo es superarlo.