Luis Fernando Valdés
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Es sacerdote y teólogo. Ha publicado los libros ‘Francisco. El Papa latinoamericano’ y ‘Bioética y opinión pública’.
El Papa Francisco nos ha sorprendido al utilizar la ecología como factor clave para buscar la unidad entre católicos y ortodoxos.
1. Una “estrategia anunciada”. Cuando en marzo de 2013 el primer papa latinoamericano eligió el nombre de Francisco, quizá no le pusimos atención a una de las razones por las que escogió ese nombre.
Explicó después que san Francisco de Asís “para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena, ¿no?”.
Detrás de estas palabras se escondía todo un programa del pontificado, que tendría en el cuidado ecológico una pieza clave para el diálogo con la sociedad civil. Tampoco sospechábamos que el nuevo papa también lo utilizaría en el ecumenismo.
2. Una nueva celebración común. En la iglesia ortodoxa, desde hace años, cada 1º de septiembre se celebra el día por el cuidado de la creación. Hace unos días, el papa Francisco anunció que, desde 2017, los católicos celebraremos la ‘Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación’.
El pontífice explicó que celebrar esta jornada, en la misma fecha con la iglesia ortodoxa, “será una buena ocasión para testimoniar nuestra creciente comunión con los hermanos ortodoxos”.
3. Un mensaje conjunto. ¿Qué relevancia tiene este comunicado de los líderes de los católicos y de los ortodoxos? Además de la importancia y actualidad del contenido sobre el cuidado de la creación hoy, el mensaje representa un cambio histórico.
Desde 1054 hasta 1965, ambas iglesias mantuvieron la mutua excomunión por temas doctrinales; en cambio hoy, juntas –hermanadas– proclaman un mensaje válido para los fieles de ambas confesiones. Se trata del primer fruto del nuevo “ecumenismo ecológico”.
Epílogo. Durante siglos, el diálogo ecuménico se redujo solo a las discusiones doctrinales. Ahora el papa Francisco, junto con el patriarca Bartolomé, nos hacen descubrir que el cuidado de la creación como “casa común” ayudará a que los fieles de las diversas confesiones cristianas podamos “convivir”: vivir en “comunión”, que es la finalidad del “ecumenismo”.
