El día de ayer se presentó, en el marco de los festejos de San Juan del Río 2017, un libro que reconoce a los sanjuanenses que, de una o de otra forma, han trabajado o han aportado para el crecimiento y desarrollo de la ciudad.
Este libro se denomina ‘San Juan del Río a través de sus personajes’, es una iniciativa del gobierno del Municipio y constituye una segunda obra que prepara para la conmemoración de los 500 años de la fundación de la ciudad (a celebrarse en 2031).
Al que esto escribe se le invitó a participar para escribir cuatro biografías de sanjuanenses, mismas que se presentan en el libro que ahora comento.
Las biografías son de la Madre Elisa Margarita Berruecos y Juvera, quien es la fundadora de la primera casa cuna católica en la República Mexicana; y de Monseñor Salvador Septién Uribe, un gran personaje católico que dio ejemplo de vida y que fue ejemplo de caridad y de bondad.
Del Obispo Nicolás Gómez de Cervantes, el ‘gran obispo de Guadalajara’ y que antes lo fue de Guatemala, a quien se le debe el desarrollo del occidente del país y quien demostró una vida llena de caridad; y la última biografía fue la de Monseñor Jorge Martínez, un gran sacerdote y gran intelectual, pues fue uno de los fundadores de la escuela de lenguas de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y un gran estudioso de la Biblia.
A ellos me referí en mi pequeña colaboración que escribí.
Son más de 80 biografías de sanjuanenses, hombres y mujeres que se dan a conocer y que demuestran lo grande que es nuestra ciudad a partir de su trabajo y de su esfuerzo.
No se puede entender la vida de la ciudad sin entender lo que sus habitantes han realizado en bien de la misma y en bien de la sociedad.
Hace algunas décadas se hizo un pequeño folleto de personajes ilustres sanjuanenses, esto gracias a la idea del licenciado Juan José Ugalde Cabrera, con la ayuda de la entonces directora de Archivo Histórico de la Ciudad, Beatriz Cuellar, y del maestro Porfirio Díaz, quienes se dieron a la tarea de documentarse a través de diversos medios, sobre todo de la información del Archivo de la ciudad, sobre la vida de los que se han considerado como personas dignas de llevar el título de ilustres.
Después de este pequeño intento, este libro viene a llenar un hueco que existía en la historia sanjuanense, sobre todo en lo que se refiere a la vida de sus habitantes, sus acciones y sus beneficios.
La ciudad tiene que agradecer mucho a quienes han nacido aquí y a quienes han llegado a vivir en la ciudad: los sanjuanenses del ayer, pero también es válido homenajear a muchos sanjuanenses actuales y seguramente del mañana.
Ahora solo falta que se realicen dos acciones para realmente dar honor a quienes lo merecen: la primera es concretar el ‘Panteón de los sanjuanenses ilustres’, que mucho ayudará a que en un solo lugar se encuentren los restos de las mujeres y de los hombres que han ayudado a nuestra ciudad.
Lo segundo que propondría sería revisar los nombres que tienen muchas de nuestras calles y colocarles nombres de las personas que han servido a la ciudad. Eso haría una verdadera justicia a quienes, con su vida, su ejemplo y su vocación, han transformado a San Juan del Río.
Los invito a leer este libro, que seguramente será un gran elemento para conocer un poco más de San Juan del Río y un poco más sobre la vida cotidiana de la ciudad.
