Haya sucedido lo que haya sucedido en estas elecciones, ojalá que no haya sido el abstencionismo el ganador, que quien haya ganado, haya ganado pero bien, no a costa del abstencionismo
Sergio Ibarra
Las elecciones celebradas este domingo 4 de junio, se dijo y se recontra dijo una y otra vez que sentarán una tendencia sobre las elecciones del 2018, debido a que está de por medio la gubernatura de uno de los botines del PRI, el Estado de México, que no conoce la alternancia habiéndose recién cumplido el centenario de la Constitución Política de México.
Las votaciones que estuvieron de por medio son: en el Estado de México la elección de gobernador; en Coahuila, además del gobernador, también 38 Ayuntamientos y 25 diputados, de los cuales, 16 son por Mayoría Relativa y 9 de Representación Proporcional, en el Estado de Nayarit gobernador, 20 ayuntamientos, 30 diputados, 18 por Mayoría Relativa y 12 de Representación Proporcional, y en el estado de Veracruz, alcaldes para los 212 municipios que lo integran.
El Estado de México se ha caracterizado por una haber dado una amplia ventaja al abstencionismo, en las últimas dos elecciones, es decir cuando el actual Presidente de la República, contendió como gobernador de este Estado, el abstencionismo fue superior al 60% y el fenómeno se repitió con el siguiente gobernador, de tal manera que en ambos casos, debido a los resultados, dos o menos de dos ciudadanos de cada diez, votaron por ellos. De manera, que cualquiera que haya sido el resultado, el Estado de México no marca ninguna tendencia debido a que es uno de los estado con una de las mayores tasas de abstencionismo, sino es que la mayor.
La apuesta del PRI ha sido desalentar la participación ciudadana desde hace cien años. No hay que hacer recuentos mayores, baste con decir que hasta 1996 cuando por fin se formó el desapareció IFE, con lo cual, por primera vez desde los años veintes se convocaría a una elecciones en donde el PRI no era el juez, el que las organizaba y controlaba. En aquella década en que aparece el Partido Nacional Revolucionario, este partido se dedicó como es bien sabido a manipular el poder a su antojo, robando aquellas elecciones donde participó José Vasconcelos, a quien de “premio” lo mandaron de embajador a Francia, en una época en que no había ni siquiera un sistema telefónico decente, apenas y había telégrafos. Aquellas elecciones del año 2000 fueron testigo de que, cuando hubo un espacio para la democracia, el PRI perdería las elecciones a la presidencia de la República.
El desaliento consiste en la forma en que ellos mismos se han empeñado en devaluar la gestión de gobiernos federales, estatales y municipales, con lo cual, la población termina por preguntarse: ¿para que votar si no pasa nada?. En el Estado de México de manera sistémica lo han logrado, bastándole el denominado voto duro para conservar como botín uno de los tres estados de mayor riqueza del país. De manera, que el gran reto para los otros partidos sería el haber logrado reducir el abstencionismo. De manera, que se podría anticipar, que en caso de que tal como sucedió en las dos últimas elecciones en ese Estado, el PRI no ganó, ganó el abstencionismo que ellos mismos estimulan “hartando” a los ciudadanos de los políticos y de los partidos políticos y dividiendo el voto.
Una cara muy distinta muestra el Estado de Coahuila en donde la participación ciudadana en las votaciones del 2011 fue del 61.1%, sin embargo, la estrategia del “hartazgo ciudadano” por los partidos políticos podría haber traído una menor participación. De tal manera, que la formula de los gangsters de la “familia” Moreira, en el sentido en que en la mafia italiana se organizaban, les ha perpetrado en el poder, de ganar esta vez, tendrá a uno de sus miembros para continuar saqueando y endeudando a este Estado, de la forma más cínica como lo han hecho estos hermanitos y la tribu que les respalda.
Hay que reconocerle al sistema de comunicación del partido en el poder la habilidad que ha tenido para desviar continuamente la atención de los desatinos en la conducción de la Economía y Seguridad Nacional de la actual administración federal, de la persecución de exgobernadores criminales, como los propios Moreira, Duarte, Granier, etc., a tal grado que todas las encuestas publicadas previas a esta elección “estratégica” apuntan a que un hijo de la familia revolucionaria, continúe perpetrando el poder al grupo Atlacomulco en el Estado de México y a la “familia” Moreira en el Estado de Coahuila.
Los riesgos para la patria de dar marcha atrás al sistema endeble que sostiene a nuestra democracia, nos conduciría muy pronto a una crisis que nadie quiere, ni siquiera el otro exprista que ahora ya se cree redentor. México necesita que sus talentos y líderes con pantalones, se involucren y se ocupen de su conducción, dejar atrás a políticos que ordenaron matar estudiantes en el 68, que se les cayo el sistema en el 88, a directores de policía que se hicieron replicas del Partenón, que defenderían al peso como perro en el 82, que se auto vendieron a si mismos a Banamex y a Telmex en los noventas, que nieguen la casa blanca y no sean capaces de explicar donde están los 43 etc., etc., etc.
Haya sucedido lo que haya sucedido en estas elecciones, ojalá que no haya sido el abstencionismo el ganador, que quien haya ganado, haya ganado pero bien, no a costa del abstencionismo. De haber sucedido lo contrario en las elecciones del domingo, la verdadera derrota es para la única medicina que queda para salir de la corrupción sistémica que nuestra Patria ha vivido desde el asesinato a Madero: la democracia. Lamentablemente para las nuevas generaciones, estas reflexiones les parecerían absurdas o tendenciosas. Les invito a investigar, a formarse su propio criterio.
Demos cuenta que nos ha tocado vivir una oportunidad histórica, no le quedemos mal a nuestra democracia y hay que prepararnos todas y todos a participar en las elecciones que si serán críticas, la elección presidencial del 2018.
