La frase del filósofo del fútbol y exseleccionador de Colombia, el odontólogo Francisco Maturana, ‘perder es ganar’, tiene tanto de largo como de ancho y se puede aplicar sin mucho pudor por estos días al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos que sí bien perdió el plebiscito por la paz el 2 de octubre se topó en cinco días con el Premio Nobel de la Paz. Y 72 horas más tarde desde Caracas (Venezuela) el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación de Colombia (ELN), la segunda guerrilla del país, anunciaron la instalación de Fase pública de negociación para un acuerdo de paz en Ecuador, desde el 27 octubre.
Pero ahí no para todo, porque a renglón seguido una serie de manifestaciones en diferentes ciudades donde partidarios del ‘No’ y del ‘Sí’ hicieron un solo eco para que los líderes de cada campaña unieran esfuerzos pronto para lograr un consenso y concretar la paz lo que hizo rechinar los dientes al expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez lo mismo que al exdefensor del Pueblo Alejandro Ordóñez Maldonado, quien parece encaminarse a ser un candidato presidenciable para el próximo período.
Se agrega que en esta república ‘macondiana” del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez se ha pedido anular el plebiscito y hacerlo otra vez, por lo menos en las poblaciones costeras donde el huracán Matthew lo impidió.
Hasta aquí todo es color de rosa, pero la comisión de los líderes del ‘No quieren que el jefe y los comandantes de las FARC encabezados por Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’, tengan un castigo de reclusión por los crímenes de lesa humanidad cometidos ante lo que el jefe insurgente ha dicho rotundamente ‘NO’.
La encrucijada es grande porque el ELN quiere acogerse a los acuerdos que se firmaron con la otra guerrilla. Los grupos insurgentes tienen una conformación diferente, las FARC tienen un comando central mientras que el ELN es más que todo federada, aunque no se puede dudar de la gran influencia que ejerce Nicolás Rodríguez Bautista, ‘Gabino’. Por el momento el ELN empezó a entregar los secuestrados que el gobierno exigía, lo que se ha considerado un gesto de buena voluntad.
Además, se conoció que cada una de las partes comenzó a partir del 10 de octubre, otras acciones y dinámicas humanitarias para crear un ambiente favorable para la paz.
Tras esta consideración se concluye que el criticado punto de vista de ´perder es ganar’ de Francisco Maturana recobró su vigencia con el Premio Nobel al presidente de Juan Manuel Santos y ‘resucitó’ el sueño de paz cuya llama se estaba apagando, ante el desconsuelo de la mayoría de un pueblo que aceptó que se equivocó cuando no salió a votar por pereza o porque creyó que los sondeos o encuestas eran la última palabra y se les olvidó salir a sufragar para ratificar lo que en ella se decía.
Por: Pedro L. Jáuregui Ávila
