PRIMER ACTO, CASA PRESIDENCIAL DE LOS PINOS.
Luis Videgaray, secretario de Hacienda, persuade al presidente Peña Nieto de que invite a Trump a visitar México. Claudia Ruiz Massieu, la canciller mexicana, les advierte a ambos que hacer esto sería un error garrafal.
Videgaray: Invítalo Enrique, si del cielo te caen limones aprende a hacer limonada.
Peña Nieto: No sé, ya ves que cada oveja con su pareja.
Videgaray: Pues cría fama y échate a dormir.
Ruiz Massieu: ¡Ven que el niño es risueño y todavía le hacen cosquillas!
Videgaray: Al mal paso darle prisa. No le tengas miedo a Trump, mi presi, perro que ladra no muerde.
Peña Nieto: Solo quien carga el costal sabe lo que lleva dentro.
Ruiz Massieu: Cuidado con Trump, señor presidente, bien sabe el diablo a quién se le aparece.
Videgaray: Mira Claudita, el león no es como lo pintan.
Ruiz Massieu: Señor, ¡no la haga de redentor o saldrá crucificado!
Videgaray: Ignórala amigo, nunca falta la mosca en la sopa.
Peña Nieto: Dicen que el que no arriesga no gana y, la verdad, a mí más mal no podría irme en las encuestas.
Ruiz Massieu: No se meta en camisa de once varas, recuerde que el que siembra vientos cosecha tempestades.
Peña Nieto: Has de saber que yo sé bailar al son que me toquen.
Ruiz Massieu: Y yo digo que mejor cada chango a su mecate.
Videgaray: ¡A chillidos de marrano oídos de matancero, no la escuches jefe!
Peña Nieto: Pues para uno que corre, otro que vuele. Trump no me asusta, dile que lo invito.
SEGUNDO ACTO.
Diálogo entre Donald Trump y el presidente Peña Nieto, en Los Pinos.
Peña Nieto: Bienvenido Donald, a la gallina “cacaraquienta” es a la que más se le toma en cuenta.
Trump: Pues has de saber que el gallo más grande es el que más recio canta…y yo traigo puestos los espolones.
Peña Nieto: En fin, arrieros somos y en el camino andamos.
Trump: Mi filosofía es muy simple: antes de que te ensillen, ensilla tú.
Peña Nieto: Si las palabras son dinero, el silencio es oro.
Trump: Habrás de saber que en lo que tú vas por la leche, yo ya traigo el queso.
Peña Nieto: No caeré en tus provocaciones. Lo cortés no quita lo valiente.
Trump: Nadie da nada a cambio de nada.
Peña Nieto: Mi recomendación es que a la tierra que fueres, haz lo que vieres.
Trump: No vengo porque puedo sino porque puedo vengo.
Peña Nieto: Y en boca cerrada no entran moscas.
Trump: ¡El que tiene más saliva traga más pinole, ‘my friend’!
Peña Nieto: Hablando se entiende la gente, mejor dialoguemos Donald.
Trump: Aunque somos del mismo barro, no es lo mismo catrín que charro.
Peña Nieto: Pues a mí me enseñaron que es virtud del bien nacido ser agradecido.
Trump: ¡Estás mirando a la burra reparar y todavía le avientas el sombrero!
Peña Nieto: ¿Qué sabe el burro de freno, ni el caballo de aparejo?
Trump: ¿Y tú has oído la frase “donde manda el caporal, no gobiernan los vaqueros”?
Peña Nieto: Cacarear es fácil, lo difícil es poner.
Trump: Se me hace que estás confundiendo enchiladas con chilaquiles.
Peña Nieto: A falta de pan, tortillas.
Trump: ¡En las horas de trabajo, los amigos al carajo!
Peña Nieto: (diciéndose a sí mismo) Palabras de borracho, oídos de jicarero.
Trump: (refunfuña entre dientes) Si no quieres ruidos, no críes puercos.
Peña Nieto: Chango viejo no aprende maroma nueva… no debí haberte invitado.
Trump: Si no hay trompadas, no hay cariño. (Con risa sardónica) “Trumpadas”, get it?
Peña Nieto: Y donde no hay caricias, no hay amor, no tengo más qué decir.
Trump: Ya comí, ya bebí, ya no me hallo aquí. (Poniéndose de pie) Me esperan mis contlapaches en Arizona.
TERCER ACTO.
Tras el vergonzoso fracaso por la fallida visita de Trump, el presidente no busca quien la hizo sino quién se la pague.
Peña Nieto: Líbreme Dios de mis amigos, que de mis enemigos me cuido yo solo, Luis. Me salió más caro el caldo que las albóndigas.
Videgaray: Pues hay que aprender a perder antes de saber jugar, jefe.
Peña Nieto: ¡Es bueno el encaje, pero no tan ancho!
Videgaray: De que es malo el escribiente le echa la culpa a la pluma fuente.
Peña Nieto: Y tú, si no quieres pasar penas, no te comprometas a lo que no puedas.
Videgaray: ¡Prefiero morir parado que vivir de rodillas!
Peña Nieto: ¿A poco crees que le vas a enseñar a hacer chiles a Clemente?
Videgaray: Yo lo único que digo es que el que no sabe raspar no puede ser tlachiquero.
Peña Nieto: El arrimado y el muerto a los tres días apuestan, ¡ahuecando el ala!
Videgaray: (Cabizbajo) No cabe duda de que al perro más flaco se le cargan las pulgas.
Peña Nieto: Yo más bien diría que el guajolote que se sale del comal, termina en mole.
Videgaray: ¡Qué injusticia! Tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le jala la pata.
Peña Nieto: Me habrás de perdonar mi estimado, pero desde que me quemé con leche hasta al jocoque le soplo.
Videgaray: Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido…. Mándame de perdis al Estado de México, ¿no?
FIN
(*) Doctor en Comunicación por la Universidad de Ohio y Máster en Periodismo por la Universidad de Iowa
