En 1995, la Plataforma de Acción de Beijing abordó como uno de los temas prioritarios el de Mujer y Economía y puso especial énfasis en el acceso de las mujeres a las estructuras económicas de sus sociedades: “En la mayor parte del mundo es escasa o nula la presencia de mujeres en los niveles de adopción de decisiones económicas, incluida la formulación de políticas financieras.”
Veinte años después, el mundo laboral ha evolucionado, se han librado fuertes batallas en la búsqueda de un piso parejo entre mujeres y hombres, se han transformado ciertos paradigmas, pero la estadística revela que la realidad en el acceso de las mujeres a puestos de alto nivel, es muy escaso. Diversos estudios (CWDI, 2015) señalan que hay 20 por ciento de mujeres en Consejos de Administraciónn o Alta Direccien, en Europa; 19 por ciento en Estados Unidos; 14.4 por ciento en África; 9.4 por ciento en Asia Pacífico; 6.4 por ciento en América Latina (5 por ciento en México). El promedio mundial de participación de las mujeres a nivel Directivo es del 5.7 por ciento.
Ante este panorama, no hay esfuerzos que sobren. Un ejemplo es que desde hace 26 años, la Cumbre Global de las Mujeres (GSW por sus siglas en ingles), llamada informalmente el “Davos para Mujeres”, ha celebrado el liderazgo de las mujeres en el mundo y ha congregado a ejecutivas, empresarias, lideresas profesionales y gubernamentales, dirigentes de organizaciones de la sociedad civil, de organismos internacionales, de casi cien países del mundo.
La GSW se concibe como el nexo entre los sectores público y privado, trabajando en conjunto para extender las oportunidades económicas para las mujeres a través del intercambio de estrategias forjadas por mujeres líderes de nivel internacional.
En esta cumbre, que se llevó a cabo del 9 al 11 de junio en Varsovia, reunió a más de mil delegadas de 74 países, representantes de los sectores de gobierno, empresas y sociedad civil con el objetivo de ayudar a promover mejores oportunidades económicas para mujeres. Más de 60 organizaciones y representantes internacionales de los cinco continentes participan en ella.
“Mujeres construyendo la inclusión de la Economía en la era Digital” fue el tema abordado durante los tres días de intenso trabajo. Destacó la innovación que aportan las mujeres en la economía mundial a través de la web, a pesar de los obstáculos que encuentran como empleadas o emprendedoras; la búsqueda de soluciones creativas que permitan el avance económico de las mujeres, globalmente, y las distintas formas en que las mujeres, como emprendedoras, ejecutivas corporativas y en puestos de liderazgo a nivel mundial, trabajan en un futuro de prosperidad sostenible y eficiente.
Durante las sesiones de trabajo se plantearon estrategias de cómo pueden acceder las mujeres al mercado mundial, se presentaron casos de éxito a través de sesiones de desarrollo de habilidades con lo que se propicia la posibilidad de establecer redes de contacto entre las participantes para compartir lecciones que ayuden a mejorar la vida de la mujer en todo el mundo.
Algunos de los temas de la Cumbre Mundial, abordaron el incremento del uso de la tecnología de la llamada economía “plateada” (adultas mayores); el manejo efectivo de la fuerza laboral multigeneracional; las necesidades de modificar el estilo de negociación, a través del uso de herramientas digitales; la colaboración empresarial entre mujeres; el futuro del empleo a través de la era digital: los nexos entre cultura, tecnología y creatividad industrial; y la educación para las próximas generaciones
México ha participado durante 16 cumbres, siendo sede en 2005 en la Ciudad de México. En esta ocasión la Delegación mexicana estuvo conformada por 34 personas: ejecutivas, empresarias, funcionarios y legisladoras. Es la delegación mexicana más grande en número que ha asistido a una cumbre.
México tiene el compromiso de impulsar medidas enérgicas para incrementar la presencia de más mujeres en las posiciones de mando. En el mundo de la economía nacional prevalece el ADN masculino. Es responsabilidad de todos propiciar las condiciones necesarias para reconocer el impacto de las mujeres en la productividad y competitividad de las empresas. Con ello se generará una aportación significativa a la economía nacional y mundial.
Por: Patricia Espinosa Torres
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