Pensaba hace días que escribir en esta colaboración semanal, sobre todo para que usted, amable lector, siga prefiriendo la lectura de mi columna. Sin pensarlo mucho y estando en mi lugar de trabajo me quedé contemplando mi oficina y pensé en comentarles un poco sobre mi lugar de trabajo.
Actualmente me encuentro trabajando en la Junta de Agua Potable y Alcantarillado Municipal, que por cierto, el año que entra, es decir en el 2017, cumple veinticinco años de haberse fundado, y hasta el día de hoy es la única institución municipal en el Estado de Querétaro que se encarga de la prestación del servicio de agua potable, y que es un orgullo para los sanjuanenses. Pues bueno las oficinas centrales de esta institución se encuentran en una parte de una hermosa casona del siglo XVIII, casona que desafortunadamente se ha dividido en varias propiedades y que solo una parte es la visible en razón de las oficinas que comento.
De la mencionada casa no he encontrado datos precisos de sus propietarios, pero por las características pareciera ser de uno de los hacendados de la región. Llama la atención la bella entrada que es enmarcada por un bello marco de cantera y que remata con bello nicho enmarcado con dos pequeños ángeles. En todo lo que fue el edificio, se pueden encontrar unas ventanas con las mismas características, lo que nos da idea de la forma del diseño de la casa y de lo hermoso que pudo haber estado en su conjunto. En particular mi oficina, si bien se encuentra modificada puesto que por la altura la han dividido en dos espacios, uno superior y uno inferior, todavía conserva una excelente viguería que probablemente sea del siglo XIX, así como una bella ventana que también corresponda al mismo siglo comentado y una herrería de finales del siglo XVIII.
En la entrada de la oficina se encuentra una bella concha que remata el marco de esa puerta, pocas veces se ve este tipo de formas, y sin embargo todavía se conservan algunos
ejemplos.
Desafortunadamente, gran parte del edificio se encuentra modificado, al igual que muchas construcciones que se encuentran al lado de las mencionadas oficinas, donde por cierto, toda la cuadra tiene semejanzas en su modelo de construcción, con una altura similar, use de materiales iguales y sobretodo características propias del siglo XVIII.
Incluso y siguiendo este mismo patrón, en la esquina de la calle de Cuauhtémoc y 27 de septiembre, se conserva una hermosa casa que en la fachada se remata la entrada con un monograma de Cristo y en su esquina existe un mascaron incrustado en la pared. Pienso que estos elementos se debían a las características de la época virreinal y también por ser una zona de viviendas de indígenas en su momento.
Hace algún tiempo también estuve trabajando en la Presidencia Municipal de San Juan del Río, en donde mi oficina estaba al lado de la del Presidente Municipal. Dichas oficinas se ubicaban dentro del exconvento de Santo Domingo, un bello edificio, sencillo pero de gran historia y en donde vivía a diario la historia, tanto la pasada como la que a diario se escribía ahí.
Pienso que luego pasan desapercibidos nuestros lugares de trabajo, sobre todo porque en la actualidad todos utilizamos edificios construidos para un fin laboral, pero sin embargo los que hemos tenido la fortuna de trabajar en lugares cuyo origen fue distinto al que ahora se destina nos damos cuenta de todo lo que contienen esas edificaciones.
Vale la pena que seamos más observadores del entorno donde nos desarrollamos, probablemente estemos parados sobre un lugar donde se escribió la historia y ahora nosotros estamos escribiendo la nuestra o la de nuestra ciudad. Solamente como anécdota hace tiempo pasé al Templo de Santa Rosa de Viterbo y al realizar un trámite en la sacristía me percate que la secretaria estaba tenía su escritorio sobre una tumba, le pregunté y me comentó: pues no hay mucho espacio entonces el padre me puso aquí, ya me acostumbre estar encima del muertito. Así son nuestros lugares de trabajo. Lugares con historia.